Yo os he amado, dice Jehová. Sin embargo, decís: ¿En qué nos has amado? ¿No era hermano de Esaú Jacob? dice el SEÑOR: pero yo amaba a Jacob,

Te he amado por encima de los demás hombres; es más, incluso por encima de los otros descendientes de Abraham e Isaac. Tal amor gratuito de mi parte exigía amor de la tuya. Pero la devolución que hacéis es pecado y deshonra para mí. Este pensamiento, que ha de ser suplido, se deja sin expresar, el dolor, por así decirlo, interrumpe la oración (Menoquio). Compare, en cuanto al amor gratuito de Dios a su pueblo.

Sin embargo, decís: ¿En qué nos has amado? En doloroso contraste con la tierna ternura del amor de Dios está su desafío insolente. La raíz de su pecado fue la insensibilidad al amor de Dios ya su propia maldad. Habiéndoseles quitado toda su prosperidad desde que su nación fue llevada a Babilonia, dan a entender que no tienen muestras del amor de Dios; miran lo que Dios se había llevado, no lo que Dios había dejado.

Olvidan cuán misericordiosamente Dios los ha restaurado desde Babilonia a su propia tierra, y les ha permitido, aunque un remanente pequeño y débil, establecer de nuevo el servicio del templo y la política judía. El amor de Dios es a menudo menos reconocido donde más se manifiesta. No debemos inferir que Dios no nos ama porque nos aflige. Los hombres, en vez de atribuir sus sufrimientos a su propia causa, su propio pecado, impíamente acusan a Dios de indiferencia por su bienestar (Moore). Así, los cuatro primeros versículos forman una adecuada introducción a toda la profecía.

¿No era hermano de Esaú Jacob? - y así, en lo que respecta a la dignidad, tenía tanto derecho al favor de Dios como Jacob.

Sin embargo, amé a Jacob ; mi adopción de Jacob, por lo tanto, fue completamente por favor gratuito. Así Dios ha pasado por alto a nuestros hermanos mayores, los ángeles que no guardaron su primer estado, y sin embargo ha provisto la salvación para el hombre. El rechazo perpetuo de los ángeles caídos, como las desolaciones perpetuas de Edom, da  testimonio de la severidad de Dios con los perdidos y la bondad con los salvados gratuitamente.

El propósito eterno soberano de Dios es la única base sobre la cual Él otorga a uno favores que le son negados a otro. Hay dificultades en referir la salvación a la elección de Dios, las hay mayores en referirla a la elección del hombre (Moore). Yahweh ilustra Su condescendencia y paciencia en el mismo hecho de que se dignó discutir el caso con ellos.

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