2 Crónicas 33:1-25

1 Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén.

2 Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, conforme a las prácticas abominables de las naciones que el SEÑOR había echado de delante de los hijos de Israel.

3 Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto.

4 También edificó altares en la casa del SEÑOR, de la cual el SEÑOR había dicho: “En Jerusalén estará mi nombre para siempre”.

5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa del SEÑOR.

6 Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, provocándolo a ira.

7 La imagen tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: “En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.

8 No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para sus padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés”.

9 Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que el SEÑOR había destruido ante los hijos de Israel.

10 El SEÑOR habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon.

11 Por ello el SEÑOR trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con cadenas de bronce.

12 Sin embargo, cuando fue puesto en angustia, imploró el favor del SEÑOR su Dios y se humilló mucho delante del Dios de sus padres.

13 Él oró a Dios, quien aceptó su oración y escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que el SEÑOR es Dios.

14 Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y cercó el Ofel, elevándola mucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá.

15 Quitó de la casa del SEÑOR los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que había edificado en el monte de la casa del SEÑOR y en Jerusalén; y los echó fuera de la ciudad.

16 Luego restauró el altar del SEÑOR, y sobre él ofreció sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que sirvieran al SEÑOR Dios de Israel.

17 Sin embargo, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque solo al SEÑOR su Dios.

18 Los demás hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre del SEÑOR Dios de Israel, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel.

19 Asimismo, su oración y cómo fue escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y puso árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillara, he aquí que están escritos en las crónicas de los videntes.

20 Manasés reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón reinó en su lugar.

21 Amón tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén.

22 Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía sacrificios y rendía culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés.

23 Pero nunca se humilló delante del SEÑOR, como se humilló su padre. Al contrario, Amón añadió más a su culpa.

24 Sus servidores conspiraron contra él y lo mataron en su casa.

25 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.

REINADO MALVADO DE MANASES.

1, 2. Manasés … hizo lo malo en ojos de Jehová—(véase 2 Reyes 21:1).

10-19. ES LLEVADO A BABILONIA, DONDE SE HUMILLA ANTE DIOS, Y ES RESTAURADO A SU REINO.

10. generales del ejército del rey de los Asirios—Este rey era Esar-haddon, quien, después de dedicar los primeros años de su reinado a la consolidación de su gobierno doméstico, dirigió su atención a reparar la pérdida de las provincias tributarias al oeste del Eufrates, las cuales, en ocasión del desastre y la muerte de Sennaquerib, habían aprovechado la oportunidad de sacudír el yugo asirio. Habiendo invadido Palestina y trasladado al remanente que quedaba del reino de Israel, envió a sus generales, el principal de los cuales era Tartán (Isaías 20:1), con parte de su ejército para reducir a Judá también. En un ataque victorioso a Jerusalem, tomaron multitudes de cautivos, y consiguieron gran premio, inclusive al rey mismo entre los prisioneros. aprisionaron con grillos a Manasés—La traducción de esta frase es ambigua. Puede traducirse: “Apresaron a Manasés entre las zarzas”. De todos modos no sería “con grillos”. La palabra puede significar “argollas”. (Gesenius favorece este sentido de la palabra, explicando en el diccionario que se ponían argollas en las narices de los prisioneros para manejarlos fácilmente. N. del Trad.). atado con cadenas lleváronlo a Babilonia—El estado humillante en que Manasés apareció ante el monarca asirio, puede juzgarse por un cuadro en una lápida del palacio Khorsabad, el cual representa prisioneros conducidos atados a la presencia del rey. “Los cautivos representados parecen habitantes de Palestina. Tras los prisioneros están cuatro personas con inscripciones en sus túnicas; los dos primeros son barbados, y parecen ser acusadores; los otros dos están casi desfigurados; pero tras éstos aparece el eunuco, cuyo deber parece que era el de introducir a la presencia del rey a los que les era permitido aparecer ante él. El eunuco es seguido por otra persona de la misma raza de los que están bajo castigo; sus manos están atadas, y en sus tobillos tiene fuertes argollas unidas por una barra pesada”. (“Nínive y sus Palacios”). No se da ningún nombre, y, por esto no se puede sacar la conclusión de que la figura represente a Manasés; pero las personas parecen hebreas, y esta escena pictórica nos permitirá imaginarnos la manera en que el cautivo real de Judá fué recibido en la corte de Babilonia. Esar-haddon había establecido allí su residencia, porque, aunque debido a muchas revueltas que siguieron a la muerte de su padre, subió primero sólo al trono de Asiria, sin embargo, algún tiempo antes de su conquista de Judá, habiendo recuperado la posesión de Babilonia, este rey emprendedor había unido bajo de su poder los dos imperios de Babilonia y Caldea, y transferido su sede de gobierno a Babilonia.

11, 12. luego que fué puesto en angustia, oró ante Jehová—En la soledad del exilio, o encarcelación. Manasés tuvo tiempo para la meditación. Los calamidades lo obligaron a hacer una revista de su vida pasada, y tuvo la convicción de que las miserias de su destronamiento y condición de cautivo se debían a su apostasía terrible y sin precedente del Dios (v. 7) de sus padres. Se humilló, se arrepintió y oró pidiendo oportunidad de producir frutos de arrepentimiento. Su oración fué oída; porque su vencedor no sólo lo libertó, sino, después de dos años, lo restauró, con honra y pleno ejercicio de poder real, a un reino tributario y dependiente. Algún motivo politico, sin duda, indujo al rey asirio a restaurar a Manasés, y el más probable fué el de tener el reino de Judá como barrera entre Egipto y sus dominios asirios. Pero Dios dirigió esta medida para propósitos más elevados. Manasés ahora se mostró, por la influencia de su aflicción, hombre nuevo y mejor; porque hizo un cambio completo de su política anterior, no sólo por destruir todas las estatuas idolátricas y los altares que él anteriormente había edificado en Jerusalem, sino por desplegar el celo más ardiente en restaurar y alentar la adoración de Dios.

13. edificó el muro de afuera de la ciudad … al occidente de Gihón … a la entrada de la puerta del pescado—El sitio de la puerta del pescado, demuestra que el valle de Gihón no podría ser otro que el que sale hacia el noroeste desde la puerta de Damasco, y que desciende suavemente hacia el sur, uniéndose con el Tiropeo al ángulo noreste del Monte Sión, donde este dobla en ángulo recto hacia Siloé. El muro así edificado por Manasés al lado oeste del valle de Gihón, se extendería de la cercanía del ángulo noreste del muro de Sión en dirección hacia el norte, hasta cruzar el valle para formar unión con el muro exterior en la zanja de Antonio, precisamente en el lugar donde el templo sería más fácilmente atacado.” (Barclay).

16. el pueblo aun sacrificaba en los altos, bien que a Jehová su Dios—Aquí aparece que el culto en los altos, aunque tuvo su origen en gran medida en las prácticas del paganismo, y a menudo conducía al paganismo, sin embargo, no indica necesariamente la idolatría.

19-24. MUERE, Y AMON LE SUCEDE.

19, 20. durmió Manasés con sus padres … Amón … comenzó a reinar—(Véase 2 Reyes 21:17).

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