LA EPISTOLA DEL APOSTOL PABLO A LOS COLOSENSES

INTRODUCCION

LA AUTENTICIDAD de esta Epístola es atestiguada por Justino Mártir, Contra Tryphonen, p. 311, b., quien cita "el primogénito de toda criatura", de cap. 1:15. Teófilo de Antioquía, a Autólico, 2. p. 100. Ireneo, 3. 14, 1, cita expresamente de esta "Epístola a los Colosenses" (cap. 4:14). Clemente de Alejandría, Strómata, 1. p. 325, cita cap. 1:28; también en otra parte cita cap. 1:9-11, 28; 2:2, etc.; 2:8; 3:12, 14; 4:2, 3, etc. Tertuliano, De prescriptione hereticórum, cap. 7, cita cap. 2:8; y De Resurrectione carnis, cap. 23, cita cap. 2:12, 20, y cap. 3:1, 2. Orígenes, Contra Celsum, 5, 8, cita cap. 2:18, 19.

Colosas era ciudad de Frigia sobre el río Lico, ramo del Meandro. La iglesia se componía principalmente de gentiles (cap. 2:13). Alford infiere del cap. 2:1 (véase Nota, allí), que Pablo no había visto a sus miembros y que, por lo tanto, no había podido ser su fundador, como pensaba Teodoreto. Cap. 1:7; 8, sugiere la probabilidad de que Epafras fuera el primer fundador de la iglesia allí. La fecha de su fundación tuvo que ser subsiguiente a la visita de Pablo, "andando por orden la provincia de Galacia y Frigia, confirmando a todos los discípulos" (Hechos 18:23); porque de otra manera él habría tenido que visitar Colosas, lo que el cap. 2:1 da a entender que no había hecho. Si Pablo hubiera sido su padre en la fe, sin duda habría hecho alguna alusión al hecho, como en 1 Corintios 3:6, 1 Corintios 3:10; 1 Corintios 4:15; 1 Tesalonicenses 1:5; 1 Tesalonicenses 2:1. Es sólo en las Epístolas a los Romanos y Efesios y en ésta, que faltan tales alusiones; en Romanos porque, como en esta iglesia de Colosas, él no había sido el instrumento en su conversión, y en Efesios, debido a la naturaleza general de la Epístola. Probablemente durante los "dos años" de la estada de Pablo en Efeso, cuando "todos los que habitaban en Asia oyeron la palabra del Señor Jesús" (Hechos 19:10, Hechos 19:26), convirtiéndose en Efeso Epafras, Filemón, Arquipo, Apfia (Filemón 1:2, Filemón 1:133, Filemón 1:19) y otros naturales de Colosas, fueron después los primeros sembradores de la simiente evangélica en su propia ciudad. Esto explicará su conocimiento personal y amistad con Pablo y sus colaboradores en el ministerio, y el lenguaje cariñoso de Pablo acerca de ellos y los saludos de ellos para él. Así también acerca de "los que están en Laodicea" (cap. 2:1).

El OBJETO de la Epístola es el de contrarrestar las falsas enseñanzas judías, presentando a los colosenses su verdadero carácter en Cristo solo (exclusive de todos los demás seres celestiales), la majestad de la persona de él, y la perfección de la redención obrada por él; por lo tanto, ellos deberían conformarse a su Señor resucitado, y manifestar aquella conformidad en todas las relaciones de la vida ordinaria. Cap. 2:16, eso de "nueva luna, sábados", indica que la enseñanza falsa combatida en esta Epístola es la de los cristianos judaizantes. Estos mezclaban con el cristianismo puro la teosofía oriental, el culto a los ángeles, y el ascetismo de ciertas sectas judías, especialmente de los esenios. Véase Josefo, Guerras Judías 2:8; 2:13. Estos teósofos prometían a sus discípulos una comprensión más profunda en el mundo de los espíritus y un acercamiento más íntimo a la pureza e inteligencia celestiales que el que proporcionaba el sencillo evangelio. Conybeare y Howson creen que había aparecido en Colosas algún judío alejandrino, imbuído de la filosofía griega de la escuela de Filón, con la cual combinaba la teosofía y el culto a los ángeles de los rabinos judíos, enseñanzas que más tarde fueron incorporadas en la cábala. Véase Josefo, Antigüedades, 12:3, 4, que nos dice que Alejandro el Grande había guarnecido las ciudades de Lidia y Frigia con 2000 judíos de Mesopotamia y de Babilonia en ocasión de una revuelta que amenazaba. Los frigios mismos tenían una tendencia mística en su culto a Cibeles, la cual les daba una tendencia a recibir más fácilmente el incipiente gnosticismo de los judaizantes, el cual más tarde se desarrolló en las herejías más extrañas. En las Epístolas Pastorales se habla del mal como que había llegado a una fase más terrible (1 Timoteo 4:1; 1 Timoteo 6:5), mientras que en esta Epístola Pablo no presenta ninguna acusación de inmoralidad, lo que es prueba de que esta Epístola era de una fecha más temprana.

El LUGAR desde donde fué escrita parece haber sido Roma, durante su primer encarcelamiento allí (Hechos 28). En mi Introducción a la Epístola a los Efesios, se mostró que fueron enviadas las tres Epístolas a los Efesios, los Colosenses y a Filemón al mismo tiempo, es decir, durante el tiempo de su encarcelamiento cuando gozaba de más libertad, antes de la muerte de Burro. Cap. 4:3, 4; Efesios 6:19, dan a entender una libertad mayor que la que tenía cuando escribia a los filipenses, después del ascenso de Tigelino a Prefecto Pretoriano. Véase Introducción a Filipenses.

Esta Epístola, aunque fué llevada por el mismo portador, Tíquico, que llevó la carta a los Efesios, fué escrita antes que Efesios, porque muchas frases similares en ambas aparecen en forma más ampliada en la Epístola a los Efesios (véase también Nota, Efesios 6:21). La Epístola a los Laodicenses (cap. 4:16) fué escrita antes de ésta a los colosenses, pero probablemente fué enviada por él a Laodicea al mismo tiempo con ésta a la iglesia de Colosas.

El ESTILO es peculiar: aparecen aquí muchas frases griegas, no halladas en otra parte. Véase cap. 2:8, "ninguno os engañe"; "sacólos a la vergüenza en público" (2:15); "os prive de vuestro premio" y "metiéndose" (2:18); "culto voluntario", o culto a la voluntad (2:23), "saciar la carne" (2:23); "torpes palabras" (cap. 3:8); "gobierne" (3:15); "consuelo" (cap. 4:11). La sublimidad y elaboración artificial de estilo corresponden con la naturaleza majestuosa de su tema, con la majestad de la persona y oficio de Cristo, en contraste con el sistema miserable de los judaizantes, la discusión del cual le fué impuesta por la controversia. De ahí proviene su uso de una fraseología inusitada. De la otra parte, en la Epístola a los Efesios, escrita después, en la cual el escritor no se hallaba estorbado por las exigencias de la controversia, habla más extensamente sobre las mismas verdades gloriosas, a él tan simpáticas, más libremente y sin controversia, en una efusión más abundante de su espíritu, con menos lenguaje elaborado y antitético de sistema, tal como hacía falta al aconsejar a los colosenses contra los errores particulares que los amenazaban. De ahí resulta la semejanza notable de muchas de las frases usadas en las dos Epístolas escritas casi en el mismo tiempo y en general en el mismo tenor de pensamiento espiritual; mientras que las frases peculiares en la Epístola a los Colosenses son tales como son naturales, considerándose el propósito de controversia de la Epístola.

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