Esdras 10:1-44

1 Mientras Esdras oraba y hacía confesión llorando y postrándose ante la casa de Dios, se juntó a él una multitud muy grande de Israel: hombres, mujeres y niños; y el pueblo lloraba amargamente.

2 Entonces intervino Secanías hijo de Yejiel, de los descendientes de Elam, y dijo a Esdras: — Nosotros hemos actuado con infidelidad contra nuestro Dios, pues hemos tomado mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra. Pero a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel.

3 Ahora pues, hagamos un pacto con nuestro Dios: Despediremos a todas las mujeres y a los hijos nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios. Hágase conforme a la ley.

4 Levántate porque es tu responsabilidad. Nosotros estamos contigo; esfuérzate y actúa.

5 Esdras se levantó e hizo jurar a los principales sacerdotes, a los levitas y a todo Israel que harían conforme a este consejo. Y ellos lo juraron.

6 Luego Esdras se retiró de delante de la casa de Dios y entró en la cámara de Johanán hijo de Eliasib. Allí fue, pero no comió pan ni bebió agua, porque hizo duelo por esta gran infidelidad de los del cautiverio.

7 Entonces hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén a todos los que habían vuelto del cautiverio, para que se reunieran en Jerusalén,

8 y que al que no viniera dentro de tres días, conforme al acuerdo de los magistrados y de los ancianos, se le confiscarían todos sus bienes, y sería separado de la asamblea de los que habían vuelto del cautiverio.

9 Así que todos los hombres de Judá y de Benjamín se reunieron en Jerusalén en el plazo de tres días, el veinte del mes noveno. Y todo el pueblo se sentó en el área abierta de la casa de Dios, temblando por motivo de aquel asunto y a causa de la lluvia.

10 Entonces se levantó el sacerdote Esdras y les dijo: — Ustedes han actuado con infidelidad porque tomaron mujeres extranjeras, añadiendo así a la culpa de Israel.

11 Ahora pues, hagan confesión al SEÑOR, Dios de sus padres. Cumplan su voluntad, y apártense de los pueblos de la tierra y de las mujeres extranjeras.

12 Entonces toda la congregación respondió y dijo en voz alta: — Sí, haremos conforme a tu palabra.

13 Pero el pueblo es numeroso y el tiempo es lluvioso; no tenemos fuerzas para permanecer afuera. Además, no es una tarea de un día ni de dos, porque somos muchos los que hemos transgredido en este asunto.

14 Que se queden nuestros magistrados en lugar de toda la congregación, y que todos aquellos en nuestras ciudades que han tomado mujeres extranjeras vengan en tiempos determinados, y junto con ellos los ancianos y los jueces de cada ciudad, hasta que se haya apartado de nosotros el furor de la ira de nuestro Dios por este asunto.

15 Solo Jonatán hijo de Asael y Jaazías hijo de Ticva, apoyados por Mesulam y Sabetai el levita, se opusieron a esto.

16 Así lo hicieron los que habían sido cautivos. Fueron apartados el sacerdote Esdras y algunos hombres, jefes de sus casas paternas, todos ellos designados por nombre. Y se sentaron el primer día del mes décimo para investigar el asunto.

17 Y el primer día del mes primero concluyeron la investigación de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras.

18 De los hijos de los sacerdotes que habían tomado mujeres extranjeras fueron hallados los siguientes: de los hijos de Jesúa hijo de Josadac y de sus hermanos: Maasías, Eliezar, Jarib y Gedalías.

19 Ellos se comprometieron a despedir a sus mujeres, y su ofrenda por la culpa fue de un carnero del rebaño, por su delito.

20 De los hijos de Imer: Hanani y Zebadías.

21 De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semaías, Yejiel y Uzías.

22 De los hijos de Pasjur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasa.

23 De los levitas: Jozabad, Simei, Quelaías (este es Quelita), Petaías, Judá y Eliezer.

24 De los cantores: Eliasib. De los porteros: Salum, Telem y Uri.

25 Asimismo de Israel: De los hijos de Paros: Ramías, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaías.

26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Yejiel, Abdi, Jeremot y Elías.

27 De los hijos de Zatu: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Aziza.

28 De los hijos de Bebai: Johanán, Hanaías, Zabai y Atlai.

29 De los hijos de Bani: Mesulam, Maluc, Adaías, Jasub, Seal y Ramot.

30 De los hijos de Pajat-moab: Adna, Quelal, Benaías, Maasías, Matanías, Bezaleel, Binúi y Manasés.

31 De los hijos de Harim: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón,

32 Benjamín, Maluc y Semarías.

33 De los hijos de Hasum: Matenai, Matata, Zabad, Elifelet, Jeremai, Manasés y Simei.

34 De los hijos de Bani: Madai, Amram, Uel,

35 Benaías, Bedías, Queluhi,

36 Vanías, Meremot, Eliasib,

37 Matanías, Matenai, Jaasai,

38 Bani, Binúi, Simei,

39 Selemías, Natán, Adaías,

40 Macnadebai, Sasai, Sarai,

41 Azareel, Selemías, Semarías,

42 Salum, Amarías y José.

43 De los hijos de Nebo: Jeiel, Matatías, Zabad, Zebina, Jadai, Joel y Benaías.

44 Todos estos habían tomado mujeres extranjeras, y algunos tenían mujeres que les habían dado hijos.

ESDRAS REFORMA LOS MATRIMONIOS ILEGALES.

1. Orando Esdras y confesando—Como esta oración fué pronunciada en público, cuando había una concurrencia general del pueblo a la hora del sacrificio vespertino, y como fué acompañada por todas las demostraciones de amarga tristeza y angustia, no es sorprendente que el espectáculo de un hombre tan respetado, sacerdote tan santo, gobernador tan digno como lo era Esdras, que parece tan angustiado y lleno de temor ante el triste estado de cosas, produjera una sensación profunda en el pueblo; y el informe de su ardiente tristeza y expresiones en el atrio del templo, extendiéndose por la ciudad, una grande multitud se reunió en el lugar.

2. respondió Sechanías … y dijo a Esdras: nosotros hemos prevaricado—Este fué uno de los hombres principales, quien no era delincuente él mismo en el asunto, porque su nombre no aparece en la lista siguiente. El habló en nombre general del pueblo, y su conducta manifestó una conciencia tierna y una valentía no pequeña en hacer semejante propuesta; porque como su padre y cinco tíos paternos (v. 26) estaban envueltos en la culpa de casamientos ilegales, mostró, por la medida que recomendó, que él creía mejor obedecer a Dios que complacer a sus parientes más cercanos. mas hay aún esperanza para Israel sobre esto—Esta esperanza, sin embargo, dependía de medidas oportunas de reforma, y, por lo tanto, en lugar de entregarse a la desesperación o al desaliento, él les aconsejó corregir su error sin demora, confiándose en la misericordia de Dios en cuanto a lo pasado. Aunque pueda parecer dura y cruel la propuesta, sin embargo, bajo las circunstancias peculiares de los judíos, fué justa como también necesaria; e imponía con insistencia sobre Esdras la ejecución de este deber, como la única persona competente para llevarlo a efecto, pues poseía destreza y competencia para tarea tan delicada y difícil, y estaba investido por Dios, y bajo él por el rey persa (cap. 7:23-28), de la necesaria autoridad para llevarlo a cabo.

5-8. Entonces … fuése a la cámara de Johanán—En un concejo privado de príncipes y ancianos habido allí, bajo la presidencia de Esdras, se resolvió entrar en un pacto general para despedir a sus mujeres extrañas y sus hijos; que fuese hecha una proclamación para que todos los regresados de Babilonia concurriesen a Jerusalem dentro de tres días, bajo pena de excomunión y confiscación de su propiedad.

9-11. Así todos los hombres de Judá y de Benjamín—Los cautivos regresados pertenecían principalmente a estas dos tribus; pero estaban incluídos bajo estos nombres otros israelitas, puesto que todos estaban ocupando el territorio anteriormente destinado a estas dos tribus. era el mes noveno—es decir, entre los días finales de diciembre y principios de enero, que es la estación más fría y lluviosa del año en la Palestina.

10. Y levantóse Esdras el sacerdote, y díjoles: Vosotros habéis prevaricado—Habiéndoles presentado la enormidad de su pecado, e instado a que disolvieran sus uniones ilegales, se complacía en recibir el pronto reconocimiento de la justicia de su reprensión y la promesa de cumplimiento con su recomendación. Pero como el estado del tiempo era desfavorable, y los culpables eran demasiado numerosos para pasarles revista de una vez, se resolvió nombrar una comisión que se entendería en todo el asunto. Los comisionados, ayudados por los jueces y ancianos de las respectivas ciudades, hicieron una investigación en cada caso, y al fin de tres meses de tarea quitaron totalmente las señales del abuso. Sin duda, fué hecha una provisión adecuada para las esposas y los niños repudiados, según los medios y las circunstancias de los esposos.

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