Ester 10:1-3

1 El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y las costas del mar.

2 Todos los hechos de su autoridad y de su poder y el acta de la grandeza de Mardoqueo, a la que lo elevó el rey, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia?

3 Porque el judío Mardoqueo fue el segundo después del rey Asuero. Él fue grande entre los judíos y estimado por la multitud de sus hermanos. Procuraba el bienestar de su pueblo y promovía la paz entre todos los de su linaje.

LA GRANDEZA DE ASSUERO. EL ADELANTO DE MARDOQUEO.

1. Assuero impuso tributo—Como este capítulo es un agregado a la historia, y sin motivo separado del capítulo anterior, puede que la ocasión del tributo nuevo haya resultado de las conmemoraciones suscitadas por la conspiración de Amán. Ni la naturaleza ni el importe del impuesto están anotados; únicamente que no fué un impuesto local, sino uno levantado en todas partes del vasto imperio.

2. la declaración de la grandeza de Mardocheo—La experiencia de este judío piadoso y excelente comprueba el dicho de que “el que se humilia será ensalzado”. Desde su actitud de sentado contento a la puerta del rey, fué levantado a la dignidad del súbdito más encumbrado, el poderoso gobernante del reino. Como él obraba uniformemente sobre los grandes principios de verdad y justicia, su grandeza descansaba sobre cimiento firme. Abiertamente profesaba su fe, y su influencia como un profesor de la verdadera religion fué de la más grande utilidad en promover el bienestar del pueblo judío como también en ensalzar la gloria de Dios.

3. Mardocheo judío fué segundo después del rey … y grande entre los judíos, etc.—La elevación de este judío piadoso y patriótico a la posición del poder oficial más alto fué de grande importancia a la iglesia sufriente en aquel período; porque le permitía al que siempre poseía la disposición para ello, dirigir ahora la influencia y autoridad reales en promover los intereses y extender los privilegios de sus compatriotas desterrados. Vistas las cosas a esta luz, la providencia de Dios es claramente trazable en todos los pasos que condujeron a su inesperado ascenso, y esta interposición providencíal es tanto más notable, en que, como en el caso análogo de José, fué manifestada en hacer que el curso natural y ordinario de las cosas condujese a los resultados más maravillosos. Para usar las palabras piadosas de un eminente prelado, “aunque en el todo de este episodio no hubo ninguna manifestación extraordinaria del poder de Dios, ninguna causa o agente en su operación fué avanzando sobre el grado ordinario de la naturaleza, sin embargo el designio y el acomodamiento de estos agentes ordinarios puestos por Dios, son en sí más admirables de lo que habría resultado, si el mismo fin se hubiera efectuado por medios que fuesen verdaderamente milagrosos”. El adelantamiento repentino de individuos desde la obscuridad y el abandono hasta los puestos más altos de poder e influencia no es, en las cortes orientales, un acontecimiento extraordinario ni infrecuente. El capricho, la parcialidad débil del soberano reinante, o puede ser, su penetrante discernimiento en descubrir energía y talento latentes, frecuen temente han “levantado al pobre del polvo, para asentarlo con los príncipes”. Algunos de los visires poderosos en la Persia moderna, y no pocos bajaes en Egipto han sido elevados a sus dignidades respectivas de esta manera. Y, por lo tanto, el adelantamiento de “Mardocheo que fué segundo después del rey Assuero, y grande entre los judíos”, estaba en acuerdo completo con la rápida vuelta de “la rueda de la fortuna” en aquella parte del mundo. Pero considerándose todas las circunstancias del progreso de Mardoqueo, no sólo en que ganara el favor del rey, sino en que fuera “acepto a la multitud de su hermanos, fué fuera de toda controversia hecho del Señor, y cosa maravillosa en los ojos de su pueblo”. acepto a la multitud de sus hermanos—Lejos de ser envidiosos de su grandeza, ellos bendecían a Dios por la elevación al poder oficial de hombre tan bueno. hablando paz para toda su simiente—Mientras que era dirigida su administración con mano suave e imparcial, él manifestaba un sentir cálido y amigable para con todos los compatriotas, cuando ellos buscaban su consejo o ayuda.

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