Lucas 5:1-39

1 Aconteció que, mientras las multitudes se agolpaban sobre él y escuchaban la palabra de Dios, Jesús estaba de pie junto al lago de Genesaret

2 y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes.

3 Al entrar él en una de las barcas, la cual pertenecía a Simón, pidió a este que la apartara de tierra un poco. Luego se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca.

4 Cuando acabó de hablarles, dijo a Simón: — Boga mar adentro, y echen sus redes para pescar.

5 Simón le respondió y dijo: — Maestro, toda la noche hemos trabajado duro y no hemos pescado nada. Pero por tu palabra echaré la red.

6 Cuando lo hicieron, atraparon una gran cantidad de peces y sus redes se rompían.

7 Hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Ellos vinieron y llenaron ambas barcas de manera que se hundían.

8 Y Simón Pedro, al verlo, cayó de rodillas ante Jesús exclamando: — ¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador!

9 Por la pesca que habían logrado, el temor se apoderó de Pedro y de todos los que estaban con él,

10 y de igual manera de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: — No temas; de aquí en adelante estarás pescando hombres.

11 Después de sacar las barcas a tierra, lo dejaron todo y lo siguieron.

12 Aconteció que, estando Jesús en una de las ciudades, he aquí había un hombre lleno de lepra. Él vio a Jesús y, postrándose sobre su rostro, le rogó diciendo: — Señor, si quieres, puedes limpiarme.

13 Entonces extendió la mano y lo tocó diciendo: — Quiero. ¡Sé limpio! Al instante la lepra desapareció de él.

14 Y Jesús le mandó que no se lo dijera a nadie; más bien, le dijo: — Ve y muéstrate al sacerdote y da por tu purificación la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos.

15 Sin embargo, su fama se extendía cada vez más y se juntaban a él muchas multitudes para oírlo y para ser sanadas de sus enfermedades.

16 Pero él se apartaba a los lugares desiertos y oraba.

17 Y aconteció en uno de esos días que Jesús estaba enseñando, y estaban sentados allí unos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para sanar.

18 Y he aquí, unos hombres traían sobre una camilla a un hombre que era paralítico, y procuraban llevarlo adentro y ponerlo delante de Jesús.

19 Al no encontrar cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa y, juntamente con la camilla, lo bajaron por el tejado en medio, delante de Jesús.

20 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: — Hombre, tus pecados te son perdonados.

21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a razonar diciendo: — ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?

22 Pero Jesús, dándose cuenta de los razonamientos de ellos, respondió y les dijo: — ¿Qué razonan en sus corazones?

23 ¿Qué es más fácil? ¿Decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”?

24 Pero para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados — dijo al paralítico — : A ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!

25 De inmediato se levantó en presencia de ellos, tomó la camilla en que estaba recostado y se fue a su casa glorificando a Dios.

26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Fueron llenos de temor y decían: — ¡Hoy hemos visto maravillas!

27 Después de esto, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví sentado en el lugar de los tributos públicos. Y le dijo: — ¡Sígueme!

28 Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.

29 Entonces Leví le hizo un gran banquete en su casa, y había un gran número de publicanos y otros que estaban a la mesa con ellos.

30 Los fariseos y los escribas murmuraban contra los discípulos de él, diciendo: — ¿Por qué comen y beben con los publicanos y pecadores?

31 Respondiendo Jesús, les dijo: — Los sanos no tienen necesidad de médico sino los que están enfermos.

32 No he venido a llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento.

33 Entonces ellos le dijeron: — Los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.

34 Jesús les dijo: — ¿Acaso ustedes pueden hacer que los que están de bodas ayunen mientras el novio está con ellos?

35 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquellos días ayunarán.

36 Les decía también una parábola: — Nadie corta un parche de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De otra manera, el vestido nuevo se rompe y el parche tomado del nuevo no armoniza con lo viejo.

37 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino nuevo romperá los odres, el vino se derramará y los odres se perderán.

38 Pero el vino nuevo debe ser echado en odres nuevos.

39 Y ninguno que bebe lo añejo quiere el nuevo porque dice: “Lo añejo es lo mejor”.

LA PESCA MILAGROSA—EL LLAMAMIENTO DE PEDRO, JACOBO Y JUAN. Este no es el primer llamamiento de ellos, el cual está relatado en Juan 1:25; ni el segundo, relatado en Mateo 4:18, sino su tercero y último antes de su nombramiento al apostolado. Parece bien claro que estas vocaciones fueron todas distintas y progresivas. (Etapas progresivas similares son observables en otros eminentes servidores de Cristo).

3. enseñaba desde el barco—véase la nota acerca de Mateo 13:2.

4. para pescar—una recompensa generosa por el uso de su barco.

5. Maestro—señalando seguramente no un primer conocimiento, sino una relación ya formada. toda la noche—el tiempo usual para pescar en aquel tiempo (Juan 21:3), y aun ahora, como pescador, Pedro sabía lo inútil que sería “echar su red” otra vez, a no ser como un simple acto de fe, “en tu palabra” de mando, la cual lleva en sí, como siempre, la seguridad de éxito. (Esto demuestra que Pedro habría sido, y por algún tiempo, un seguidor de Cristo.).

6. su red se rompía—más bien, “estaba rompiéndose”, o “empezando a romperse”, como en el v. 7, “se anegaban”, o “empezaban a anegarse”.

8. Apártate de mí, etc.—¿Quiso entonces que Cristo lo dejara? Claro que no, pues su todo estaba concentrado en él (Juan 6:68). Fué más bien: “¡Ay de mí, Señor! ¿Cómo puedo yo estar en este resplandor de gloria? Pecador como lo soy yo, no es compañero idóneo para ti”. (Cf. Isaías 6:5).

10. No temas—esto nos hace ver cómo el Señor entendió las palabras de Pedro. Cuanto más elevado lo consideraban, tanto más grato era al espíritu del Redentor. Nunca le causaron pena manifestando conceptos demasiado elevados de él. desde ahora—señalando una etapa nueva de su conexión con Cristo. Lo anterior fué sencillamente “Os haré pescadores”. pescarás hombres—“¿Qué pensarás, Simón, asombrado de esta pesca, cuando yo he de traer a tu red lo que empobrecerá toda esta gloria?” Véase la nota acerca de Mateo 4:18.

11. dejándolo todo—Esto hicieron antes (Mateo 4:20); ahora lo hacen de nuevo; pero después de la crucifixión ellos están en sus barcos una vez más (Juan 21:3). En semejante situación esto es fácilmente concebible. Sin embargo, después de Pentecostés parece que abandonaron finalmente su vocación secular.

12-16. UN LEPROSO SANADO. Véase Mateo 8:2.

15. Empero tanto más, etc.—Véase la nota acerca de Marco 1:45.

17-26. UN PARALITICO SANADO. Véanse las notas acerca de Mateo 9:1.

17. los Fariseos y doctores de la ley estaban sentados—el tributo más alto hasta ahora prestado a la influencia creciente de nuestro Señor, y la necesidad sentida cada vez más por los eclesiásticos por todo el país, de llegar a una decisión definitiva acerca de su poder. y la virtud del Señor estaba allí—con Jesús—para sanarlos—a la gente enferma.

19. encima de la casa—el techo plano. por el tejado … delante de Jesús—Véase la nota acerca de Marco 2:2.

24. toma tu lecho—“¡Hermoso dicho! El lecho había llevado al hombre; ahora el hombre llevará el lecho” [Bengel.]

27-32. EL LLAMAMIENTO Y LA FIESTA DE LEVI. Véanse las notas acerca de Mateo 9:9; y Marco 2:14.

30. los escribas—más bien, “los escribas de ellos”; modo de expresión que nos hace ver que Lucas estaba escribiendo para los gentiles.

33-39. EL AYUNO. Véanse las notas acerca de Mateo 9:14. Las incongruencias mencionadas en los vv. 36-38 tenían por motivo ilustrar la diferencia entre la índole de la vieja economía y la nueva, y el peligro de mezclar la una con la otra. Así como en un caso, “se hace peor la rotura”, en el otro, “el vino nuevo se derrama”, así por una mezcolanza del ritualismo ascético de la vieja con la libertad espiritual de la nueva economía, las dos son desfiguradas y destruídas. La parábola adicional en el v. 39, peculiar a Lucas, ha sido interpretada de varias maneras. Pero “el vino nuevo” parece claramente ser la libertad evangélica que Cristo estaba introduciendo: y el “viejo,” el espíritu contrario del judaísmo: los hombres acostumbrados a éste, no se nuede esperar, que “luego”. de una vez, tomaran un gusto por aquél; es decir: “Estas preguntas acerca de la diferencia entre mis discípulos y de los fariseos”, y aun los de Juan, no son sorprendentes; son el resultado de una reacción natural contra cambios repentinos, la cual quitará el tiempo; el vino nuevo con el tiempo vendrá a ser viejo, y así adquirirá todos los encantos de antigüedad. ¡Qué lecciones enseña esto, de la una parte, a los que se pegan excesivamente a lo que se está envejeciendo; y, de la otra, a reformadores petulantes que no tienen paciencia con la timidez de sus hermanos más débiles!

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