Oseas 3:1-5

1 El SEÑOR me dijo de nuevo: “Ve, ama a una mujer que ama a un amante y comete adulterio. Ámala con un amor como el del SEÑOR por los hijos de Israel, a pesar de que ellos miran a otros dioses y aman las tortas de pasas”.

2 Entonces la compré por doscientos gramos de plata y tres kilos de cebada.

3 Y le dije: “Te quedarás conmigo muchos años. No te prostituirás ni serás de otro hombre; lo mismo haré yo contigo”.

4 Porque muchos años estarán los hijos de Israel sin rey ni gobernante ni sacrificio ni piedras rituales ni efod ni ídolos domésticos.

5 Después volverán los hijos de Israel y buscarán al SEÑOR su Dios y a David su rey. Temblando acudirán al SEÑOR y a su bondad en los días postreros.

CAPITULO 3

LA CONDICION DE ISRAEL SIMBOLIZADA EN SU PRESENTE DISPERSION, SUBSIGUIENTE A SU RETORNO DE BABILONIA. El profeta ha de hacer volver a su esposa, por infiel que es, como fué predicho (1:2). El la compra a su amante, estipulando que ella debería esperar un largo período, antes de ser restaurada a sus derechos conyugales. Así Israel vivirá largo tiempo sin sus antiguos ritos religiosos y con todo, ha de ser librada de la idolatría; entonces al fin ella reconocerá al Mesías, y conocerá que la bondad de Jehová la restauró.

1. díjome otra vez … ve—Más bien: “Díjome Jehová: “Ve otra vez” (1:2). (Henderson.) una mujer—intencionalmente indefinida, por tu mujer, para indicar la separación en la cual Oseas había vivido con relación a Gomer por la infidelidad de ella. amada de su compañero—usando esta expresión por su esposo, aunque era una adúltera; así como Dios todavía amaba a Israel, aunque era idólatra (Jeremias 3:20). Se dijo a Oseas, no como dice en el cap. 1:2: “toma una esposa,” sino: “Ve, ama” a la misma, es decir, renueva tu benevolencia conyugal para con ella. los cuales miran a dioses ajenos—es decir, lo han hecho anteriormente, pero en adelante (desde el retorno de Babilonia) no lo harán más (v. 4). frascos de vino—más bien, tortas prensadas de pasas de uva; tales como las que eran ofrecidas a los ídolos (Jeremias 7:18). (Maurer.)

2. Compréla—El precio pagado es muy poco para ser una probable dote con qué comprar una esposa a sus padres; pero es precisamente la mitad del precio de una mujer esclava, en dinero; el resto del precio es pagado en cereal (Éxodo 21:32). Oseas paga esto por la redención de su mujer, quien se ha hecho la esclava de su amante. Que el precio fuese la mitad en grano fué porque esta era la ración del esclavo, y grano de clase inferior, no de “trigo,” sino de “cebada.” Israel, cometiendo el pecado, fué hecho “el esclavo del pecado” (Juan 8:34; Romanos 6:16; 2 Pedro 2:19). El bajo precio expresa la indignidad de Israel.

3. Tú estarás por mía—separada de la interrelación con otro hombre, y “permaneciendo” para mí, que te he redimido (véase Deuteronomio 21:13). ni tampoco yo vendré a ti—“Yo estaré por tuyo,” no tomando ninguna otra consorte. Así como Israel permanecería largo tiempo sin servir a otros dioses aunque todavía separado de Jehová; así Jehová por su parte, en este largo período de separación, no concertaría pacto matrimonial con otro pueblo (véase el v. 4). El no la recibiría “inmediatamente” a los privilegios conyugales, sino que probaría su arrepentimiento y corrección por medio de larga prueba; con todo, el pacto matrimonial seguiría en vigor, ella había de ser guardada separada sólo por un tiempo, no divorciada (Isaías 50:1); en el buen tiempo de Dios, será restaurada.

4. El largo período aquí predicho había de ser uno en el cual Israel no tendría orden civil, rey, ni príncipe, ni sacrificio a Jehová, ni tampoco ídolo ni dios falso, ni efod, ni terafín. Tal es la exacta descripción de su estado durante los últimos dieciocho siglos, separados de sus ídolos, y todavía sin sacrificio legal a Jehová, a quien ellos profesaban adorar, y sin ser reconocidos por él como su iglesia. Así Kimchi, un judío, lo explica. El efod era usado por el sumo sacerdote encima de la túnica y el manto. Consistía en dos piezas, delicadamente trabajadas, que colgaban hacia abajo, la una sobre el pecho, la otra sobre la espalda, hasta la mitad del muslo; unidas sobre los hombros por medio de broches de oro, y con engastes para las piedras de ónix con los nombres de las doce tribus, ajustadas alrededor de la cintura por medio de un cinturón (Éxodo 28:6). El efod común usado por los sacerdotes inferiores, levitas y otras personas que ejecutaban ritos sagrados, era de lino (2 Samuel 6:14; 1 Crónicas 15:27). Sobre el pecho estaban el Urim y Thumim, por los cuales Dios daba respuestas a los hebreos. Esto último era una de las cinco cosas que había en el primer templo y de las que carecía el segundo. Como esto representaba el sacerdocio divinamente constituído, es contrario al idolátrico “terafín,” como el “sacrificio” (a Jehová) es contrario a “una (idolátrica) imagen.” “Estarán,” corresponde a “tú estarás por mía” (v. 3). Estarán en solitario aislamiento, como una esposa separada. Los terafines eran dioses domésticos tutelares, en forma de bustos humanos, cortados por la cintura (como lo infiere la raíz de la palabra hebrea (Maurer), (Génesis 31:19, Génesis 31:30). Se suponía que daban respuestas a quienes los consultaban (2 Reyes 23:24; Ezequiel 21:21; Malaquías 10:2). La hija de Saúl, Mical, poniendo uno de éstos en la cama, como si fuera David, da a entender que la forma era de hombre.

5. Después—Después que el largo período (“muchos días” v. 4) haya transcurrido. volverán—de sus ídolos a “su Dios,” de quien se había extraviado. a David su rey—Israel había abandonado la adoración a Jehová, al mismo tiempo que abandonaron su lealtad a la línea real de David. Su arrepentimiento hacia Dios, por lo tanto, debe ser acompañado por su retorno hacia él también. Así Judá e Israel serán uno, y estarán bajo “una cabeza,” como también está predicho (Malaquías 1:11). Aquel representativo y antitipo de David es el Mesías. “David” significa “El Amado”. Véase nota, Mateo 3:17; Efesios 1:6. El Mesías es llamado David (Isaías 55:3; Jeremias 30:9; Ezequiel 34:23; Ezequiel 37:24). temerán a Jehová y a su bondad—Es decir, temblorosos acudirán al Señor, para escapar de la ira que ha de venir; y “a su bondad” como manifestada en el Mesías, el cual los atrae hacia sí (Jeremias 31:12). El “temor” no es aquel que “atormenta” (1 Juan 4:18, Joel 4:18). sino la reverencia inspirada por su bondad obrada en el alma (Salmo 130:4). fin de los días—aquellos días del Mesías. (Kimchi.)

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