Salmo 10:1-18

1 [1] Oh SEÑOR, ¿por qué te mantienes lejos y te escondes en los tiempos de angustia?

2 Con arrogancia el impío persigue al pobre. ¡Sean atrapados en los artificios que han maquinado!

3 Porque el impío se gloría del apetito de su alma, y el codicioso maldice y desprecia al SEÑOR.

4 El impío, por la altivez de su rostro, no le busca; no está Dios en ninguno de sus pensamientos.

5 En todo tiempo son torcidos sus caminos; tus juicios están muy por encima de su vista, y a todos sus adversarios desprecia.

6 Dice en su corazón: “No seré movido; de generación en generación nunca estaré en infortunio”.

7 Su boca está llena de maldición, engaño y fraude; debajo de su lengua hay vejación e iniquidad.

8 Pone emboscadas a las aldeas; en los escondrijos mata a los inocentes; sus ojos vigilan a los desdichados.

9 Acecha desde un escondite, como el león desde la espesura. Acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre atrayéndolo a su red.

10 Se agacha, lo aplasta; y en sus fuertes garras caen los desdichados.

11 Dice en su corazón: “Dios se ha olvidado. Ha ocultado su rostro; nunca lo verá”.

12 ¡Levántate, oh SEÑOR Dios; alza tu mano! No te olvides de los pobres.

13 ¿Por qué desprecia el impío a Dios? En su corazón piensa que tú no lo llamarás a cuenta.

14 Ciertamente tú ves la vejación y la provocación; las miras para dar la recompensa. A tus manos se acoge el desdichado; tú eres el amparo del huérfano.

15 Quebranta el brazo del impío y del malo; castígalos por su perversidad hasta que desistan de ella.

16 ¡El SEÑOR es Rey para siempre! De su tierra desaparecerán las naciones.

17 El deseo de los humildes escuchas, oh SEÑOR; tú dispones su corazón y tienes atento tu oído

18 para juzgar al huérfano y al oprimido, a fin de que el hombre de la tierra no vuelva más a hacer violencia.

Salmo 10

El salmista lamenta la aparente despreocupación de Dios por sus aflicciones, agraviadas por la triunfante malicia, blasfemia, orgullo, dolo, y profanación de los impíos. Confía en la justa y acertada providencia de Dios para la destrucción de ellos y la defensa de los menesterosos.

1. Estos son, por supuesto, términos figurativos (cf. el Salmo 7:6; el 13:1, etc.)

2. Lit., En la arrogancia de los malos (los pobres o humildes, 10:17; 12:5) serán tomados en los artificios que (los arrogantes) han ideado.

3. deseo—a saber, el éxito de su vileza. Jehová aborrece—más bien, el malo bendice al codicioso y aborrece a Jehová.

4. El rostro expresa la hipocresía, cuyo fruto es el ateísmo práctico (14:1).

5, 6. Tal es la confianza del malo en la permanencia de su mala carrera, que desconoce el gobierno providencial de Dios (invisible, porque no quiere mirar, Isaías 26:11), escarnece de sus enemigos, y se jacta de su perpetua libertad del mal.

7-10. Tras la maldad y el engaño (Isaías 140:3) de los tales, siguen actos de artimaña, fraude y violencia combinados. Pobres, en los versiculos 10, 14, representa un vocablo peculiar a este Salmo, que significa triste o abatido; en el versículo 9, como de costumbre, la palabra significa el piadoso o manso sufrido. sus ojos—vigila con los ojos entreabiertos, aparentando no ver. acecha—como el león, se agacha lo más posible para poder dar el salto mayor, y caen—Se deja la figura del león. Lit., “para que caigan …” por sus fuertes, sus cómplices del malo.

11. Como arriba, tal conducta expresa la icredulidad o desconocimiento del gobierno de Dios.

12. (Cf. el Salmo 9:19; y el 3:7.) alza tu mano—ejerce tu poder. pobres—humildes, como en el Salmo 10:17.

13, 14. Es fútil pensar que Dios hará caso omiso del pecado, por longánime que sea; pues él escudriña y ve todas las maldades, que caerán bajo su castigo providencial (tu mano). trabajo … vejación—provocación e irritación al atribulado (Salmo 6:7; Salmo 7:14).

15. brazo—Poder. hasta que ninguna halles—Lejos de disimularlos, Dios destruirá del todo al malo y sus hechos (Salmo 9:5; Salmo 34:16; Salmo 37:36).

16-18. Dios reina. Los malos, si bien por un tiempo prosperan serán cortados. Oye, y confirma el corazón de su pueblo sufrido (Salmo 112:7), ejecuta justicia a favor del débil, y reprime el orgullo y la violencia de los arrogantes (Salmo 9:16).

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