Salmo 91:1-16

1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso.

2 Diré yo al SEÑOR: “¡Refugio mío y castillo mío, mi Dios en quien confío!”.

3 Porque él te librará de la trampa del cazador y de la peste destructora.

4 Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas te refugiarás; escudo y defensa es su verdad.

5 No tendrás temor de espanto nocturno ni de flecha que vuele de día

6 ni de peste que ande en la oscuridad ni de plaga que en pleno día destruya.

7 Caerán a tu lado mil y diez mil a tu mano derecha pero a ti no llegará.

8 Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.

9 Porque al SEÑOR, que es mi refugio, al Altísimo, has puesto como tu morada,

10 no te sobrevendrá mal ni la plaga se acercará a tu tienda.

11 Pues a sus ángeles dará órdenes acerca de ti para que te guarden en todos tus caminos.

12 En sus manos te llevarán de modo que tu pie no tropiece en piedra.

13 Sobre el león y la cobra pisarás; hollarás al leoncillo y a la serpiente.

14 “Porque en mí ha puesto su amor, yo lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15 Él me invocará, y yo le responderé; con él estaré en la angustia. Lo libraré y lo glorificaré;

16 lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación”.

Salmo 91

David es el autor más probable; y la pestilencia mencionada 2 Samuel 24, es la más probable ocasión especial a que pueda referirse el Salmo. Los cambios de la persona gramatical, permisibles en la poesía, son frecuentes aquí.

1. al abrigoHabitar (lit.) en el lugar secreto (27:5; 31:20) denota proximidad a Dios. Los que lo hacen viven al abrigo de los asaltos, y bien pueden hacer suyas las siguientes expresiones de confianza:

2, 3. lazo … peste destruidoralit., paga de maldad (5:9; 52:7), son figuras expresivas de varios males.

4. debajo de sus alas—Cf. la misma figura en Deuteronomio 32:11; Mateo 23:37. adargalit., rodeante; una especie de escudo que tapaba todo.

5. espanto—o terror, aumentado por ser de noche. saeta—de los enemigos.

7, 8. La seguridad es de más valor, por cuanto es especial y, por tanto, evidentemente de Dios; y mientras que caen diez mil de los impíos, los justos quedan en tal seguridad que sólo llegan a ver la calamidad.

9-12. Esta exención del mal es el resultado de la confianza en Dios, quien emplea a los ángeles como espíritus administradores (Hebreos 1:14).

13. Aun los animales más fuertes y feroces pueden ser hollados con impunidad.

14-16. Dios mismo habla (cf. el Salmo 46:10; el 75:2, 3). Todos los términos expresivos de la seguridad y paz indican la confianza más inquebrantable (cf. el Salmo 18:2; el 20:1; el 22:5). su voluntad—o amor el más ardiente. mostraréle—(cf. el Salmo 50:23; Lucas 2:30).

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