Hijos. Si alguna porción de su tierra les fue entregada, aún permanecía en la familia; pero si cualquier otro tuviera un regalo de ella, la tierra debe volver a la familia real, conforme a la ley, Levítico xxv. 10. (Calmet) --- Esto insinúa que las obras realizadas por los verdaderos hijos de Dios, en estado de gracia, merecen una recompensa eterna, mientras que las buenas obras morales realizadas en estado de pecado, solo pueden tener una recompensa temporal. (Worthington)

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