Señor. Esto debe entenderse de Absalón, quien ofreció sacrificios, (2 Reyes xv. 12; Berthier) o de Saúl, quien, al no recibir respuesta, consultó a un brujo. Los filisteos también trajeron consigo sus dioses, de modo que fueron tomados y quemados; (2 Reyes v. 21) y los demás paganos, al no encontrar ayuda en sus ídolos, podrían, en tiempos de peligro, invocar al Señor. (Calmet) --- Este es "el testimonio de un alma naturalmente cristiana", como habla Tertuliano (Apol. Xvii.), Para recurrir al gran y único Dios, en la mayor angustia. (Haydock) --- Deus ut subveniat oratur; ipsa veritas, cogente natura .... erumpit. (Lac. Inst. Ii. 1.)

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