Príncipes; o, "levanta tus puertas principales o más altas:" portas principes. En hebreo, "puertas, alcen la cabeza". Aquí se abordan las puertas mismas, mientras que la Septuaginta y la Vulgata dirigen el discurso a los porteadores o príncipes. (Berthier) --- Hay que levantar la parte superior de las puertas para que pase el carro triunfal, Isaías vi. 4., y Amós viii. 3. y ix. 1. La Iglesia ha comprendido constantemente este pasaje de la ascensión de Cristo.

Los santos de su séquito se dirigen a los ángeles, que parecen llenos de asombro. (Teodoreto; Eusebio) (Calmet) --- Las puertas del cielo son más apropiadamente eternas que las del templo, que aún no fueron erigidas; o de Jerusalén, que debería ser (Berthier) pronto demolida. (Haydock) --- Este apóstrofe a las puertas es muy llamativo, ordenándoles que dejaran más espacio para que la multitud pasara en el tren del conquistador, quien generalmente estaba sentado en un carro elevado.

(Calmet) --- El profeta contemplando la ascensión de Cristo, invita a los ángeles a recibirlo; y por la figura, prosopopeia, habla también a las puertas por las que ha de entrar. (Worthington) --- Homero (Ilíada 8.) representa las Horas como porteros del cielo quitando una densa nube que obstruye la entrada. (Haydock) --- Se supone que estas puertas se abren, levantándose hacia arriba. Los griegos las llaman cataratas, Génesis vii. 11. (Tournemina)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad