La historia de Joida es de devoción y coraje. Sin duda había sabido del escondite de Joás y su nodriza. Después de seis años de terrible experiencia, tomó los medios para lograr la muerte de Atalía y la coronación del niño, que era el verdadero representante de la casa de David.

Hay un poder dramático en una declaración aquí acerca de Atalía: "Ella miró, y he aquí, el rey estaba junto a su columna a la entrada". El niño rey fue sacado, ungido y coronado entre los aplausos del pueblo. Atalía, oyendo los gritos, llegó al templo y "miró, y he aquí que el rey estaba junto a su columna a la entrada". Entonces conoció la impotencia del mal. En vano gritó: "¡Traición! ¡Traición!" Su propia traición contra el verdadero y perdurable Rey de la nación fue derrotada.

Así, tarde o temprano, y de maneras igualmente dramáticas, llega el momento en que aquellos que conspiran y planean contra el cielo y la justicia se encuentran mirando las evidencias del triunfo de Dios y de la bondad sobre toda su maldad.

Joiada comenzó la reforma que siguió durante los cuarenta años del reinado de Joás. Así, de una forma u otra, Dios, en incesante fidelidad a sus propios propósitos de amor, avanzó hacia la realización final a pesar del fracaso de su pueblo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad