La historia de la llegada de la Reina de Saba está llena de belleza, ya que ilustra la verdadera influencia de la realeza ejercida bajo el gobierno del Rey eterno. La fama de la sabiduría de Salomón la atrajo a su corte, y vino principalmente para discutir con él los problemas que tenía en mente. "Ella vino a probar a Salomón con preguntas difíciles". La recibió con excelente cortesía y respondió a sus preguntas satisfactoriamente.

El asunto de mayor interés es el efecto que le produce su visita. Se asombró tanto de la magnificencia como de la sabiduría del rey; pero ella vio claramente la razón de todo esto, y su mayor alabanza fue ofrecida a ese Dios a través del cual Salomón estaba entronizado, y en cuyo poder y sabiduría era fuerte y sabio.

Así debe ser con todos los que representan a Dios ante los hombres por sumisión. Cuando nuestra grandeza o nuestra sabiduría es la impresión final, hemos fallado. Cuando nuestro éxito se manifiesta de tal manera que revela el secreto de nuestra relación con Dios; y, por tanto, para transferir la alabanza de los hombres de nosotros mismos a Él, estamos cumpliendo la verdadera función de la vida.

El cronista termina la historia de Salomón con un relato de la riqueza que reunió y la magnificencia que caracterizó su reinado. No se da cuenta del fracaso y la caída. El propósito del escritor se cumple cuando ha dejado en claro la relación entre la lealtad al Templo de Dios, con su adoración, y el éxito y la grandeza del rey y el pueblo. La historia que sigue inmediatamente, de ruptura y degeneración, es el resultado del fracaso y expone la misma verdad desde el otro lado.

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