Isaías 20:1-6

1 En el año en que vino el Tartána a Asdod, cuando Sargón rey de Asiria lo envió para combatir contra Asdod y la tomó,

2 en aquel tiempo el SEÑOR habló por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: “Ve, despójate del cilicio de sobre tus lomos y quita el calzado de tus pies”. Así lo hizo, y andaba desnudo y descalzo.

3 Entonces dijo el SEÑOR: “Así como mi siervo Isaías anduvo desnudo y descalzo tres años como señal y prodigio contra Egipto y Etiopía,

4 así conducirá el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los desterrados de Etiopía: jóvenes y viejos, desnudos y descalzos, con los glúteos descubiertos, para vergüenza de Egipto.

5 Tendrán terror y se avergonzarán de Etiopía, objeto de su esperanza, y de Egipto, su gloria.

6 En aquel día dirá el habitante de esta costa: ‘¡Miren lo que ha pasado con el objeto de nuestra esperanza, al cual huimos para obtener auxilio y para ser librados de la presencia del rey de Asiria! ¿Y cómo escaparemos nosotros?’ ”.

Sin embargo, el profeta ve esperanza incluso para Egipto. Describe el proceso. El resultado del juicio será el miedo, y en el caso de una parte de Egipto, al menos esto resultará en sumisión a Jehová. Cuando esto sea así, habrá sanidad, y el profeta finalmente verá que Egipto y Asiria se unieron en la adoración de Jehová, y finalmente una triple alianza de Israel, Egipto y Asiria se convertirá en una bendición en medio de la tierra. De esa visión de esperanza para Egipto, se vuelve a pronunciar contra ella el destino que se avecina.

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