Luego procedió a lidiar con el Pacto roto. Le llegó una palabra especial del Señor que le comisionó para pronunciar una maldición sobre "el hombre que no oye las palabras de este pacto". A esta orden, el profeta respondió: "Amén, Señor".

Entonces se le ordenó proclamar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén el fracaso de los padres, cómo Dios les había advertido, ellos habían desobedecido, y por eso Dios los había visitado con castigo. Este pecado de los padres estaba siendo repetido por sus hijos. Eran culpables de una conspiración para volverse hacia otros dioses. Por lo tanto, se determinó el juicio contra ellos y Dios los abandonó.

El pensamiento de la Alianza rota se lleva a cabo en el resumen con el que se cierra la sección, y bajo la figura más tierna - la relación matrimonial. El amado ya no tiene lugar en la casa porque ha “obrado lascivia”. Por lo tanto, Jehová visita con castigo.

La parte final de este tercer movimiento en el proceso de comisionar a Jeremías está ocupada con un relato de cómo Jehová lo fortaleció en vista de la persecución que ya se había suscitado contra él, y de los problemas aún más graves que le aguardaban. En la presente sección lo vemos en peligro entre los hombres de su propia ciudad, Anathoth.

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