Job 11:1-20

1 Entonces intervino Zofar el namatita y dijo:

2 — ¿No ha de tener respuesta tal abundancia de palabras? ¿Habrá de salir justificado el charlatán?

3 ¿Harán callar a los hombres tus jactancias? ¿Harás escarnio sin que haya quien te afrente?

4 Tú dices: “Mi doctrina es pura, y yo soy limpio ante tus ojos”.

5 Pero, ¡quién diera que Dios hablara y abriera sus labios para contigo!

6 Él te revelaría los secretos de la sabiduría, porque la sagacidad es de doble valor. Así conocerías que Dios, en tu favor, ha pasado por alto parte de tu iniquidad.

7 »¿Alcanzarás tú las cosas profundas de Dios? ¿Alcanzarás el propósito del Todopoderoso?

8 Es más alto que los cielos; ¿qué puedes hacer? Es más profundo que el Seol; ¿qué puedes saber?

9 Su dimensión es más extensa que la tierra y más ancha que el mar.

10 »Si Dios pasa y aprisiona, o si congrega, ¿quién le puede detener?

11 Ya que él conoce a los hombres vanos, ¿no examinará la iniquidad cuando la vea?

12 El hombre de cabeza hueca se hará inteligente cuando un borriquillo de asno montés nazca humano.

13 »Si predispones tu corazón y extiendes a él tus manos

14 (si hay injusticia en tus manos, aléjala de ti, y no cobijes la maldad en tu morada),

15 entonces levantarás tu cara libre de mancha, estarás sólidamente fundado y no temerás.

16 Pues así te olvidarás de tu sufrimiento como aguas que ya pasaron lo recordarás.

17 Tu existencia será más resplandeciente que el mediodía; aun la oscuridad te será como la alborada.

18 Estarás confiado, porque hay esperanza; explorarás alrededor y te acostarás seguro.

19 Te recostarás y no habrá quien te espante; muchos implorarán tu favor.

20 Pero los ojos de los malos serán consumidos; no habrá para ellos escapatoria, y su esperanza es dar el último suspiro.

Cuando terminó Job, Zofar, el último de los tres amigos, le respondió. Su método se caracterizó por una sencillez aún mayor que la de Bildad. De hecho, había una aspereza y franqueza en él ausentes de los modales de sus amigos. Esto puede revelar a un hombre de temperamento diferente, o que ahora, con mayor precisión y atrevimiento, Job había negado su filosofía al afirmar su inocencia.

Primero afirmó la necesidad de responder, describiendo a Job como "un hombre hablador" y declarando que sus jactancias no podían silenciar a sus amigos. La queja de Zofar contra él se expresa en las palabras:

Tú dices: Mi doctrina es pura, Y limpio soy en tus ojos.

Deseó que Dios hablara. Si lo hiciera, Job sabría que todo su sufrimiento era menor que su iniquidad. Job había afirmado la sabiduría de Dios y, sin embargo, en el pensamiento de Zofar, la había cuestionado. Por eso, en un pasaje lleno de belleza, lo reafirmó e insistió en que este Dios de sabiduría conoce a los hombres. Tenía la intención de declararle a Job que, aunque no fuera consciente de su propio pecado, el pecado estaba allí, y Dios lo vio.

Esta es nuevamente una reafirmación de la misma filosofía que la de sus amigos. Estaba discutiendo desde el sufrimiento de Job hasta su pecado. Si Zofar fue rudo, se puede observar su deseo y esperanza por Job, porque su descripción de la prosperidad que vendrá si él endereza su corazón es más larga y más hermosa que la de Elifaz o Bildad.

Continúa después de la publicidad