La gente se dejó llevar por la opinión de la mayoría. La llamada se escuchó claramente y se comprendió la conveniencia de la obediencia. Pero las ciudades amuralladas parecían inexpugnables y los enemigos como gigantes. El resultado fue que sugirieron positivamente un regreso a Egipto. La respuesta de Dios fue la disciplina de cuarenta años. En comunión con Su siervo Jehová preguntó: "¿Hasta cuándo me despreciará este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en mí?" En esas oraciones se revelaba la interpretación real de la desobediencia y la incredulidad. En esta misma comunión con Moisés, Jehová sugirió que se desechara al pueblo y se creara una nueva nación de su leal siervo.

Esto llevó a una revelación de Moisés en su grandeza. Rogó a Dios que vindicara Su poder mediante el ejercicio de Su misericordia. La respuesta fue inmediata. Se perdonó al pueblo, pero se le excluyó de la tierra.

La actitud de la gente cambió al irrumpir en ellos la conciencia de la inexpresable locura de su acción. Aquí nuevamente, sin embargo, su fracaso se manifestó en su decisión de subir y poseer la tierra de la cual Dios los acababa de excluir. El resultado fue que fueron completamente derrotados. Israel, guiado por Dios, era una propuesta completamente diferente a la de Israel que intentaba realizar los propósitos de Dios sin Él. Las lecciones son obvias y penetrantes.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad