Números 5:1-31

1 El SEÑOR habló a Moisés diciendo:

2 “Manda a los hijos de Israel que alejen del campamento a todos los leprosos, a todos los que padecen de flujo y a todos los que se han contaminado por causa de un cadáver.

3 Alejarán del campamento tanto a hombres como a mujeres; los alejarán para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito”.

4 Así lo hicieron los hijos de Israel, y los alejaron del campamento. Como el SEÑOR dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

5 También el SEÑOR habló a Moisés diciendo:

6 “Di a los hijos de Israel que cuando un hombre o una mujer cometa cualquiera de los pecados con que los hombres ofenden al SEÑOR, esa persona será culpable.

7 Confesará el pecado que haya cometido y hará restitución completa por el daño que hizo. Sobre ello añadirá la quinta parte y lo dará a aquel a quien había hecho el daño.

8 Si el hombre no tiene un pariente redentor a quien se le haga restitución por el daño, se hará la restitución al SEÑOR, para el sacerdote, además del carnero de la expiación con el cual este hará expiación por él.

9 “Toda ofrenda alzada de todas las cosas consagradas que los hijos de Israel presentan al sacerdote será para él.

10 Las cosas consagradas por cualquier persona serán para él; lo que cualquiera da al sacerdote será para este”.

11 El SEÑOR habló a Moisés diciendo:

12 “Habla a los hijos de Israel y diles que si la mujer de alguno se descarría y le es infiel,

13 y si alguien tiene relaciones sexuales con ella y el hecho ha quedado escondido y oculto de su marido (pues ella se contaminó y no hay testigo contra ella, porque no fue sorprendida en el acto);

14 si él es presa de celos y tiene celos de su mujer, quien se ha contaminado; o si él es presa de celos y tiene celos de su mujer, aun cuando ella no se haya contaminado;

15 entonces el hombre traerá su mujer al sacerdote y traerá por ella su ofrenda de dos kilos de harina de cebada. Sobre esta no echará aceite ni le pondrá incienso, porque es ofrenda por los celos, ofrenda recordatoria que trae a la memoria la iniquidad.

16 “El sacerdote hará que ella se acerque y esté de pie delante del SEÑOR.

17 Luego tomará agua santa en una vasija de barro. Tomará también del polvo que está en el suelo del tabernáculo y lo echará en el agua.

18 El sacerdote hará que la mujer esté de pie delante del SEÑOR, soltará la cabellera de la mujer y pondrá en las manos de ella la ofrenda recordatoria, que es la ofrenda por los celos. “El sacerdote tendrá en la mano el agua amarga que acarrea maldición,

19 y conjurará a la mujer diciendo: ‘Si ningún hombre se ha acostado contigo ni te has descarriado de tu marido para contaminarte, seas libre de esta agua amarga que acarrea maldición.

20 Pero si te has descarriado de tu marido y te has contaminado, y si alguien aparte de tu marido se ha acostado contigo’

21 (el sacerdote conjurará a la mujer con el juramento de maldición y dirá a la mujer), ‘el SEÑOR te haga maldición y juramento en medio de tu pueblo, haciendo el SEÑOR que tu muslo se afloje y tu vientre se hinche.

22 Esta agua que acarrea maldición entrará en tus entrañas, y hará que se hinche tu vientre y que se afloje tu muslo’. “Y la mujer dirá: ‘Amén, amén’.

23 “Luego el sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará en el agua amarga.

24 Él hará que la mujer beba el agua amarga que acarrea maldición, y el agua que acarrea maldición entrará en ella para amargura.

25 “Entonces el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda por los celos, la mecerá delante del SEÑOR y la ofrecerá delante del altar.

26 Luego tomará un puñado de la ofrenda como recordatorio de ella y lo quemará sobre el altar. Después hará que la mujer beba el agua.

27 Cuando la haya hecho beber el agua, sucederá que si ella se ha contaminado y ha sido infiel a su marido, el agua que acarrea maldición entrará en ella para amargura, y su vientre se hinchará y su muslo se aflojará; y la mujer será maldita en medio de su pueblo.

28 Pero si la mujer no se ha contaminado, sino que es pura, será declarada inocente y tendrá descendencia.

29 “Estas son las instrucciones acerca de los celos: Cuando una mujer se descarría de su marido y se contamina,

30 o cuando el marido es presa de celos a causa de su mujer, él hará que ella esté de pie delante del SEÑOR, y el sacerdote hará con ella según todas estas instrucciones.

31 Así aquel hombre será libre de culpa, y la mujer cargará con su propia culpa”.

Esta sección está dedicada a los arreglos que enfatizan la necesidad de la pureza del campamento en vísperas de la llegada de la gente a la tierra. Todos los que estaban inmundos fueron echados fuera del campamento. Esto, por supuesto, no significa que fueron dejados atrás para perecer, pero que no se les permitió marchar en el lugar que les correspondía con las tribus de su pueblo. Por el momento solo eran seguidores del campamento, excluidos hasta que se asegurara su purificación de acuerdo con las disposiciones de las leyes ya dadas. No solo debe haber limpieza ceremonial sino rectitud moral. Bajo este mandato, todos los que de alguna manera habían pecado contra otros tenían que hacer restitución.

En esta aplicación se abordó la posibilidad de celos dentro de la relación matrimonial. La prueba de beber agua amarga no tenía similitud con las pruebas de fuego y veneno de las que leemos en la historia de la Edad Media. Beber tal agua era completamente inofensivo en sí mismo. Fue un desafío a Dios por parte de la mujer demostrar su pureza frente a una acusación injusta.

No hay duda de que si una mujer que había sido culpable de infidelidad consintiera en beber esta agua, la evidencia de su culpa se habría manifestado, no por ninguna acción del agua, sino por la intervención directa de Jehová. La gran lección que se enseña aquí es la necesidad de la pureza del pueblo al entrar en posesión de la tierra.

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