En el verso diecisiete del capítulo anterior comienza la sección del Libro en la que el método cambia ligeramente. Si bien la enseñanza sigue siendo proverbial, toma la forma de discursos más largos sobre temas generales. El predicador primero apela a su oyente para que lo escuche debido a la importancia de la sabiduría ya expuesta. Luego sigue un discurso sobre responsabilidades sociales. Se describe el comportamiento de los sabios hacia diferentes clases.

Los pobres no deben ser oprimidos. Jehová es su Defensor. Un hombre de temperamento violento debe dejarse solo para que no se aprenda su camino. Debe evitarse la caución para que no conduzca a la pobreza. Deben respetarse los derechos de propiedad establecidos. La diligencia en los negocios admite posiciones de influencia. Cuando, debido a su diligencia, un hombre es admitido en la compañía de los reyes, debe practicar el autocontrol. La posesión de riquezas es incierta y no debe ser codiciada.

La hospitalidad del mal no debe aceptarse. La sabiduría no se desperdicia con un necio. Las desgracias de los hombres no deben utilizarse como oportunidades para hacerles daño. Debe mantenerse la devoción por la adquisición de conocimientos. La corrección de un niño no debe descuidarse.

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