Salmo 128:1-6

1 Canto de ascenso gradual. Bienaventurado todo aquel que teme al SEÑOR y anda en sus caminos:

2 Cuando comas del trabajo de tus manos serás feliz y te irá bien.

3 Tu mujer será como una vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos serán como brotes de olivo alrededor de tu mesa.

4 Así será bendecido el hombre que teme al SEÑOR.

5 ¡El SEÑOR te bendiga desde Sion! Que veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida.

6 Que veas a los hijos de tus hijos. ¡La paz sea sobre Israel!

Este cántico sigue naturalmente a aquel en el que se reconoce la relación de Jehová con el hogar, al construirlo y establecerlo. Es especialmente interesante porque revela la concepción del cantante sobre la relación entre la prosperidad de la familia y la de la ciudad.

En cuanto al hogar, se declara que la condición de su prosperidad es el temor del Señor, andando en Sus caminos. Entonces se prometen las bendiciones resultantes. Esta bienaventuranza de la vida hogareña repercute en el bien de Jerusalén. La línea de desarrollo es la más importante; el hombre temeroso de Dios, la familia temerosa de Dios, la ciudad temerosa de Dios.

Este cántico de los adoradores que ascienden hacia la ciudad y el templo es una cuya aplicación es de importancia perpetua. La fuerza de cualquier ciudad radica en su fuerte vida familiar. La verdadera fuerza de la familia surge de su ordenamiento en el temor del Señor. Es de verdadero significado que estos cantos de hogar y de verdadera conciencia cívica se encuentren entre los que se cantan en el camino que conduce al culto. Siempre es bueno llevar al lugar de nuestra comunión con Dios los intereses del hogar y la ciudad. Solo al hacerlo podemos influir en ellos para su bien duradero.

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