Salmo 8:1-9

1 Al músico principal. Sobre Guititc. Salmo de David. Oh SEÑOR, Dios nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos.

2 De la boca de los pequeños y de los que todavía maman has establecido la alabanza frente a tus adversarios para hacer callar al enemigo y al vengativo.

3 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has formado,

4 digo: “¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; y el hijo de hombre, para que lo visites?”.

5 Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo has coronado de gloria y de esplendor.

6 Le has hecho señorear sobre las obras de tus manos; todo lo has puesto debajo de sus pies:

7 ovejas y vacas, todo ello, y también los animales del campo,

8 las aves de los cielos y los peces del mar: todo cuanto pasa por los senderos del mar.

9 Oh SEÑOR, Dios nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

Este es un gran canto de adoración. Abre y cierra con las mismas palabras. Estas palabras encierran el salmo y crean su carga. Los asuntos intermedios son pruebas de las declaraciones de apertura y cierre. Son dos. La manifestación de las excelencias de Jehová en la naturaleza y el hombre. Estos se enuncian primero brevemente (1,2) y luego se describen más particularmente (3-8). La principal manifestación está en el hombre, que se revela en ambas secciones. La perspectiva de la naturaleza es hacia el cielo circundante, toda la gloria del cual se expresa en un pensamiento inclusivo: Jehová ha puesto Su gloria allí.

De aquí el cantor se dirige a los niños pequeños, en quienes encuentra una perfección de alabanza ausente del cielo glorioso. Es como "aquietar al enemigo y al vengador". Estos dos hechos se consideran más particularmente. La primera impresión sugiere la pequeñez del hombre. En presencia del glorioso cielo, el hombre parece poco considerado. Sin embargo, no es así. El hombre es más grande que todos. Él es un poco más bajo que Dios.

Su lugar es el de dominio. La contemplación del cielo conduce a la consideración del hombre. Esto crea en el hombre, primero, un asombro ante la consideración que Jehová tiene de él. Esta consideración surge en la investigación, y el hombre se encuentra más cerca de Dios que los cielos. El problema es la adoración. Es el verdadero orden de la creación. Por el pecado del hombre se ha perdido. A través de Jesús está siendo restaurado.

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