Éxodo 4:1

Nuestro deber para con nuestro Señor en este mundo requiere que hagamos algo más que vivir una vida de obediencia a Él. Nuestra obediencia debe ser reconocida como obediencia. Nunca debemos ser reacios a decir: "De quién somos y a quién servimos". Podemos leer esta lección con mucho texto en la historia del envío de Dios a Moisés para liberar a su pueblo. Moisés pasó por una prueba en el monte Horeb, exactamente lo contrario de la prueba de Cristo.

I. Moisés estuvo tentado a rechazar la contienda con el mundo por completo, a rehuir la acción y la prominencia, cuando Dios lo llamó. Cristo estuvo tentado de tomar el mundo por asalto, de abrumarlo con convicción.

II. Moisés estaba lleno de simpatía por los pobres, lleno de un deseo de ver cumplidas las antiguas promesas de Dios; pero cuando llegó el momento, y Dios dijo: "Ahora vete", entonces, por primera vez, se le ocurrió a Moisés que no era apto para llevar a cabo lo que había aspirado a que se le confiara. Le habían dado sus ochenta años de vida para que en su vasta experiencia pudiera aprender que Dios era todo, el hombre no era nada. Él había casi aprendido en la verdad; la corteza o crisálida del yo estaba a punto de caer; solo necesitaba esta entrevista con Dios para deshacerse de él por completo. Había visto los poderes milagrosos con los que se le había dotado, pero no los había entendido completamente y, por lo tanto, su voluntad se estaba deteniendo.

III. La voz de Dios dentro y fuera de él se hizo más imperiosa. Dios señaló con severidad que la elocuencia que anhelaba no era más que una calificación secundaria. "Tu hermano, sé que puede hablar bien"; el legislador no tiene por qué ser el orador. Ninguno de nosotros se ha quejado alguna vez a Dios por falta de fuerzas sin encontrar respuesta a su queja, ya sea mediante el ministerio de la gracia o la desaparición de las dificultades.

IV. ¡Qué intereses temblaron en la balanza mientras Moisés estaba debatiendo! No es sólo por nosotros mismos de lo que seremos responsables si debatimos hasta que se acabe el tiempo.

Arzobispo Benson, Boy Life: Sundays in Wellington College, pág. 212.

Referencias: Éxodo 4:2 . J. Van Oosterzee, El año de la salvación, vol. ip 233; S. Cox, El nido de pájaro, pág. 179; F. Tucker, Arco iris alrededor del trono, pág. 17.

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