Levítico 26:10

10 Comerán de la cosecha añeja y solo sacarán la añeja para meter la nueva.

Levítico 26:10

En estas palabras hay una promesa en cuanto a la plenitud de los dones divinos, que tiene una gama mucho más amplia y una aplicación más noble que a las cosechas y graneros de la antigua Palestina.

Podemos tomar el texto en ese aspecto:

I. Como que contiene la promesa de Dios de que estos dones externos vendrán en una continuidad ininterrumpida. Puede ser bueno que tengamos que confiar en Él incluso cuando el almacén esté vacío; puede ser bueno para nosotros saber algo de lo que necesitamos; pero esa disciplina rara vez llega y nunca se lleva muy lejos. La maquinaria de Dios para la distribución es perfecta, y su misma perfección, con la constancia de las bendiciones resultantes, le quita Su alabanza y obstaculiza nuestra gratitud. Por asiduidad pierde la admiración.

II. ¿No podemos aplicar el mismo pensamiento de la continuidad ininterrumpida de los dones de Dios a la región superior de nuestra experiencia espiritual? Sus provisiones de sabiduría, amor, gozo, paz, poder, para nuestras almas, son siempre suficientes y más que suficientes para nuestros deseos.

Quiere decir que no debe haber paréntesis de hambre en nuestra vida cristiana. La fuente está llena a rebosar y no hay límites para el suministro. El único límite es nuestra capacidad, que, de nuevo, está determinada en gran medida por nuestro deseo.

III. También podemos ver en este texto la prescripción de un deber, así como el anuncio de una promesa. Aquí se da una dirección en cuanto a nuestra manera de recibir los dones de Dios, así como una gran seguridad en cuanto a su manera de otorgarlos. A lo largo de nuestra vida, la sabiduría y la fe dicen: "Sacad lo viejo a causa de lo nuevo". Acepte con alegría la ley del cambio constante bajo la cual Dios nos ha puesto. Acoja lo nuevo, atesore lo viejo y vea en ambos el propósito de ese Padre amoroso que, él mismo sin cambio, cambia todas las cosas, "se cumple de muchas maneras para que una buena costumbre no corrompa el mundo".

A. Maclaren, Weekday Evening Addresses, pág. 11.

Referencias: Levítico 26:13 . Parker, vol. iii., pág. 139. Levítico 26:25 . Ibíd., Pág. 140. Levítico 26:36 . Ibídem. Levítico 27:32 . Ibíd., Pág. 141.

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