Salmo 44:21

Este tema, naturalmente, se divide en tres partes.

I. El pecado de olvidar a Dios y levantar las manos hacia algún dios extraño. Estos no son dos pecados, sino un mismo pecado, contemplado primero por un lado y luego por el otro.

II. La certeza del descubrimiento y castigo del pecado. "¿No lo buscará Dios?" Dios buscará estos ídolos, estos dioses extraños a los que alzamos nuestras manos, rindiéndoles el servicio, el amor, la fidelidad, el afecto que justamente le debemos a Él, Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

III. El fundamento de esta certeza: porque Aquel con quien tenemos que tratar es un discernidor de los pensamientos y las intenciones del hombre. "Él conoce los secretos del corazón". La única gran lección para nosotros es tener cuidado con los ídolos.

RC Trench, Sermones en la Abadía de Westminster, pág. 261.

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