Zacarías 14:20

I. Preguntemos qué es la santidad. ¿Qué queremos decir exactamente cuando decimos de un hombre que es santo? Implicamos no simplemente que es virtuoso, sino que su virtud tiene una cualidad especial y peculiar. El hombre virtuoso regula su conducta únicamente por principios morales, mientras que el hombre santo mantiene una comunión estrecha y constante con el Dios vivo. Uno te da una idea elevada de su propia excelencia, el otro te hace sentir la grandeza y la pureza de Dios; la vida de uno puede mantenerse sin pensar en Jehová, la del otro está enteramente sustentada por la comunión de su alma con Dios. Los principios fundamentales de la santidad son la comunión constante con Dios y la consagración sin reservas del alma y la vida a Dios.

II. Preguntémonos cómo se obtiene esta santidad. Por ningún mero proceso de desarrollo o selección natural puede el hombre impío entrenarse a sí mismo en la santidad. Tampoco se puede lograr este cambio mediante ritos externos. Las Escrituras nos dicen con la mayor claridad que somos regenerados por el poder del Espíritu Santo. Para la santidad, el pecador necesita reconciliarse con Dios y ser semejante a Dios; estas son precisamente las cosas que se lograrán mediante su fe en el Señor Jesucristo por el poder del Espíritu Santo.

III. ¿Dónde se manifestará esta santidad? En el texto se declara que estará en las campanas de los caballos, y que debe entenderse solo como un ejemplar de una clase. El caballo es un animal común que se emplea para fines ordinarios todos los días; y así el profeta ilustraría el principio de que bajo la nueva economía la santidad no estaría restringida a ninguna persona, lugar o cosa, sino que caracterizaría la vida del creyente en todas las ocupaciones y bajo cualquier circunstancia.

WM Taylor, Limitaciones de la vida, pág. 175.

Referencias: Zacarías 14:20 . Spurgeon, Sermons, vol. vii., No. 399. Zacarías 14:20 ; Zacarías 14:21 . J. Fraser, Penny Pulpit, No. 537. Zacarías 14 Expositor, 3ra serie, vol. iv., pág. 453.

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