2 Crónicas 1:7

7 Aquella noche Dios se apareció a Salomón y le dijo: — Pide lo que quieras que yo te dé.

OPORTUNIDAD JUVENIL

Pregunta qué te daré.

2 Crónicas 1:7

¿Quién comenzó su vida con objetivos más elevados, con una perspectiva más justa que Salomón? Con limitaciones obvias, el Señor Supremo habla así a todo corazón joven, brindándole la oportunidad de participar en las bendiciones más elevadas.

I. La juventud es la temporada de los deseos. —Ese 'el deseo fallará' es una señal de la edad. Algunos de los deseos de la juventud son hermosos y otros son bajos.

II. La mejor prueba de los deseos juveniles es plasmarlos en oraciones. —Este es un curso razonable, porque Dios ha creado nuestra naturaleza humana con sus anhelos. Si los jóvenes llevan sus deseos a Dios, lo que en ellos es indigno desaparecerá. Lo que el corazón joven no puede pedirle a Dios, no lo pida en absoluto.

III. Los dones de Dios para los jóvenes son, en su mayor parte, una respuesta a sus deseos y peticiones. —Dejemos que los deseos se conviertan en oraciones, y se conceden. (1) Hay autoridad para este punto de vista: Dios mismo dice: '¡Pregunta!' (2) La benevolencia del Padre Celestial se deleita en satisfacer los antojos más puros y nobles de la naturaleza juvenil. (3) Pedir, aspirar, esforzarse, son todos medios divinamente designados para obtener lo mejor.

Ilustración

La condición del corazón de Salomón se manifestó claramente en que buscó la sabiduría necesaria para realizar su obra de la mejor manera posible. En su solicitud se manifestó su sentido de la responsabilidad, y también su comprensión del hecho de que solo podía cumplir lo mismo si era divinamente guiado. La respuesta de Dios a su pedido fue un hermoso ejemplo del amor y la gracia desbordantes del corazón Divino.

Todas las cosas que apartó por amor a la sabiduría también le fueron dadas. Es imposible leer esta historia sin recordar a la mente las palabras del “mayor que Salomón”: “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. En lo que respecta a Salomón, fue un buen comienzo.

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