Zacarías 9:12

12 Vúelvanse a la fortaleza, oh prisioneros llenos de esperanza. También hoy les anuncio que les restituiré el doble.

PRISIONEROS DE LA ESPERANZA

'Convertíos a la fortaleza, presos de la esperanza; aun hoy declaro que os pagaré el doble.'

Zacarías 9:12

El profeta está hablando a aquellos que son llamados enfáticamente 'prisioneros de Cristo', aquellos por quienes, por Su poder real, Él ha subido a las alturas, y les ha dado arrepentimiento para poder hacerlos cautivos espirituales.

I. No hay palabras que puedan enmarcarse más apropiadas, o expresivas de almas en angustia espiritual, que las que el profeta usa aquí: 'prisioneros de la esperanza'. '- ¿Por qué el alma del creyente se siente tan atada y tan miserable? No siempre fue así; pero lo ha sentido desde que empezó a tener esperanzas , desde que le vino a la mente un sentimiento más noble y más elevado. Desde esa hora, cuando el amor de Dios despertó por primera vez en su alma, anhelaba salir a un campo más amplio de lo que jamás podría abarcar, y extenderse sobre la imagen, la obra y la gloria de su Dios.

Por lo tanto, debido a que sus deseos son tan grandes, su alma se siente tan aprisionada. La 'esperanza' ha hecho que este mundo se sienta tan estrecho, su cuerpo tan pesado, esos pecados tan pesados ​​y esa naturaleza un gran obstáculo.

II. Los prisioneros de la esperanza deben 'volverse a la fortaleza', mantenerse cerca del Señor Jesús. —Pasa tu tiempo de espera dentro de la fortaleza de Jesús. Deja que Él sea tu torre para siempre, y en esa fortaleza enterrará tus miedos y guardará tus alegrías.

III. Dios mismo ha añadido amablemente la razón de la confianza de aquellos que por su gracia han cambiado la prisión por la fortaleza. —'Incluso hoy declaro que te daré el doble '. Parece evidente que en estas palabras Dios continúa el discurso que estaba haciendo en el versículo anterior, y que le habla al Señor Jesucristo. Es parte del compromiso que el Padre ha hecho con el Hijo. Cuando Cristo ve la aflicción de su alma, se satisface, como cuando uno se deleita en una compra y piensa que el precio no debe compararse con el valor recibido.

-Rvdo. Jas. Vaughan.

Ilustración

La frase “Prisioneros de la esperanza” es una parábola de la vida. Todos estamos rodeados de innumerables limitaciones; no necesitamos más que estirar las manos para sentir las paredes de la prisión. En lo que respecta al intelecto, es así; aunque de vez en cuando, inflados por el orgullo de los logros actuales, somos como niños recogiendo guijarros en la orilla mientras el vasto océano de la verdad avanza intacto. También somos prisioneros moralmente: el logro va muy por detrás de la aspiración; y finalmente, somos prisioneros espiritualmente, porque incluso un niño puede hacernos preguntas acerca de Dios que no podemos contestar.

La ilusión de la vida es parte de la disciplina de la vida. Somos prisioneros de la esperanza, y donde hay esperanza todo es posible, aunque sea contra la esperanza. La esperanza convierte la prisión en un palacio.

Continúa después de la publicidad