Ver. 1. Y saliendo de allí, vino a su tierra; y sus discípulos le siguen. 2. Y cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos al oírlo se asombraban, diciendo: "¿De dónde tiene este hombre estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado, que incluso tal ¿Obras poderosas son hechas por sus manos? 3. ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Jacobo, y de José, y de Judá, y de Simón, y sus hermanas no están aquí con nosotros? Y se ofendieron contra Él.

4. Pero Jesús les dijo: "Un profeta no es sin honra sino en su propia tierra, entre los suyos y en su propia casa". 5. Y allí no pudo hacer ningún milagro, salvo que puso sus manos sobre unos pocos enfermos y los sanó. 6. Y se maravilló de la incredulidad de ellos.

Teofilacto: Después de los milagros que se han relatado, el Señor vuelve a su propia tierra, no porque ignoraba que lo despreciarían, sino para que no tuvieran por qué decir: Si hubieras venido, te habríamos creído. Por lo cual se dice: "Y salió de allí, y vino a su propia tierra".

Beda, en Marc., 2, 23: Se refiere a su tierra, Nazaret, en la que fue criado. ¡Pero qué grande la ceguera de los nazarenos! desprecian a Aquel a quien por sus palabras y hechos podrían saber que es el Cristo, únicamente a causa de su parentela.

Continúa: "Y cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos al oírlo se asombraban, diciendo: ¿De dónde tiene este hombre estas cosas? ¿Y qué sabiduría es la que se le ha dado, que aun tales obras poderosas son hechas por sus manos?"

Por sabiduría se entiende Su doctrina, por poderes, las curas y milagros que Él hizo. Continúa: ¿No es éste el carpintero, el hijo de María?"

Agustín, de Con. Evan., ii, 42: Mateo en verdad dice que fue llamado hijo de un carpintero; ni debemos asombrarnos, ya que ambas cosas se podrían haber dicho, porque le creyeron carpintero, porque era hijo de carpintero.

Pseudo-Jerónimo: Jesús es llamado hijo de un obrero, de aquel, sin embargo, cuya obra era la mañana y el sol, es decir, la primera y segunda Iglesia, como figura de la cual son curadas la mujer y la doncella.

Beda: Porque aunque las cosas humanas no se comparan con las divinas, el tipo es completo, porque el Padre de Cristo obra por fuego y espíritu. Continúa: "El hermano de Jacobo y de José, de Judas y de Simón. ¿Y sus hermanas no están aquí con nosotros?"

Dan testimonio de que con Él estaban sus hermanos y hermanas, los cuales, sin embargo, no han de tomarse por hijos de José o de María, como dicen los herejes, sino que, como es costumbre en la Escritura, hay que entenderlos como parientes suyos, como Abraham y Lot son llamados hermanos, aunque Lot era hijo de hermano de Abraham.

"Y se escandalizaron de él". El tropiezo y el error de los judíos es nuestra salvación, y la condenación de los herejes. Porque tanto despreciaron al Señor Jesucristo, que le llamaron carpintero e hijo de carpintero. Continúa: "Y Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra".

Incluso Moisés da testimonio de que el Señor es llamado Profeta en las Escrituras, por predecir Su futura Encarnación a los hijos de Israel, dice: "Profeta os levantará el Señor de entre vuestros hermanos". [Hechos 7:37] Pero no sólo Él mismo, que es Señor de los profetas, sino también Elías, Jeremías y los demás profetas menores, fueron peor recibidos en su propia tierra que en ciudades extrañas, porque es casi natural que los hombres envidiar a sus conciudadanos; porque no consideran las obras presentes del hombre, sino que recuerdan la debilidad de su infancia.

Pseudo-Jerónimo: A menudo también el origen de un hombre le trae desprecio, como está escrito, "¿Quién es el hijo de Isaí?" [1 Sam 25:10] porque el Señor "tiene respeto a los humildes; en cuanto a los orgullosos, los mira de lejos". Teofilacto: O también, si el profeta tiene parientes nobles, sus compatriotas los odian, y por eso no honran al profeta.

De ahí sigue: "Y no pudo allí hacer ningún milagro, etc." Lo que, sin embargo, se expresa aquí por Él no pudo, debemos tomarlo como que Él no escogió, porque no era que Él fuera débil, sino que ellos eran infieles; Por tanto, no hace allí ningún milagro, porque los perdonó, para que no fueran dignos de mayor culpa, si no creían, incluso con milagros delante de sus ojos.

O bien, para la obra de los milagros es necesaria no sólo la fuerza del que obra, sino la fe del que la recibe, que faltaba en este caso: por eso Jesús no quiso obrar allí ningún signo. Sigue: "Y se maravilló de la incredulidad de ellos".

Beda: No como si Aquel que sabe todas las cosas antes de que sucedan, se maraville de lo que no esperaba o anhelaba, sino que conociendo las cosas ocultas del corazón, y deseando insinuar a los hombres que era maravilloso, muestra abiertamente que Él se pregunta. Y en verdad es maravillosa la ceguera de los judíos, porque ni creyeron lo que sus profetas dijeron de Cristo, ni creerían en sus propias personas en Cristo, que nació entre ellos.

Místicamente otra vez; Cristo es despreciado en su propia casa y país, es decir, entre el pueblo de los judíos, y por lo tanto hizo allí pocos milagros, para que no llegaran a ser del todo inexcusables. Pero Él hace cada día mayores milagros entre los gentiles, no tanto en la curación de sus cuerpos, cuanto en la salvación de sus almas.

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