ANÁLISIS.

Este capítulo se ocupa íntegramente de exhortaciones a los hermanos. En consideración al hecho de que Cristo había sufrido, les exhorta a armarse con la misma mente y espíritu para que así puedan soportar sus aflicciones con más paciencia; que al armarse así, ya no vivirían como los hombres, totalmente gobernados por los deseos y apetitos de la carne, sino como deben vivir, vivir como Dios desea que vivan.

Les dice que su conducta antes de la conversión debería ser suficiente para convencer a los gentiles de que desde la conversión había ocurrido algún cambio importante. Pudieron ver que su curso anterior fue abandonado. Al no comprender tu iluminación, piensan extraño de ti. Los gentiles siguen un curso de conducta por el cual responderán ante él que juzgará a todos los que ahora viven, y también a todos los que están muertos.

Porque juzgará a los que están muertos, es por eso que a todos ellos, en un momento u otro, se les dio un mensaje de amor. Pero el fin vendrá, y, en vista de ese evento, debéis estar sobrios y vigilantes, ejerciendo gran amor entre vosotros, administrando las cosas necesarias a los hermanos sin vacilación, porque sois solamente administradores de Dios, y no os lleváis a ninguno. de los dones de Dios.

Al hablar, debe hablar como lo indica la palabra de Dios, y dar según la capacidad que el Padre le otorgue. Así honrarás a Dios por medio de Cristo. No te asombres de que las pruebas te acosen. Por la perseverancia paciente participas así de los sufrimientos del Salvador. Tu recompensa te causará una gran alegría. Sufriste mal por la causa de Cristo, y en ese caso el Espíritu de Dios está contigo y Él es glorificado.

Tenga cuidado, sin embargo, de no sufrir por quitar la vida humana o la propiedad de otro, porque entonces su castigo es justo. Lo mismo ocurre cuando haces algo malo o interfieres en los asuntos de los demás. Pero al padecer por el nombre de Cristo, no os avergoncéis, sino gloriaos en ese nombre. El juicio vendrá, y los justos serán juzgados primero, y si se salvan, requiriendo como se requiere la observancia de todas las cosas que se os imponen, ¿cuál será la sentencia para todos aquellos que no obedecen a Dios como él lo ha requerido? de ellos en el evangelio? Sufrid, pues, según la voluntad de Dios, y así encomendadle la guarda de vuestras almas en todas las obras buenas, porque él es fiel.

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