Él actúa en gracia también hacia el remanente humilde de la casa de Saúl; y si Mefiboset no está asociado con la gloria de su reino, disfruta del privilegio de la mesa del rey, quien le muestra bondad; aunque Mefiboset pertenece a la familia de su enemigo y perseguidor, pero al mismo tiempo a ese pequeño remanente que favoreció al rey que Dios había escogido (siendo él mismo, por ello, odiado por los que estaban en el poder).

Goza también de la totalidad de la herencia de su familia. Este conmovedor y hermoso testimonio de la bondad y fidelidad de David a través de la gracia, me parece que nos da una imagen de las relaciones de Cristo con el remanente de Israel, o al menos del espíritu de estas relaciones. Fue "la bondad de Dios" la que buscó a la familia de Saúl, el enemigo de la corona de David, y que descansa sobre el representante de Jonatán, cuya historia hemos leído, y que tipifica a aquellos que se unirán a Cristo en perspectiva de el reino, al cual se limitan sus pensamientos. El remanente disfruta del efecto del establecimiento del reino, pero no figura entre los que rodean el trono después de haber compartido los sufrimientos del rey despreciado y rechazado.

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