El siguiente comentario cubre los capítulos 5, 6 y 7.

En el capítulo 5 Moisés les recuerda los diez mandamientos dados en Horeb; y es de notar que la liberación de Egipto (no el descanso de Dios después de la obra de la creación) es la razón que da para el sábado: se convirtió en una señal de Su pacto con Israel (comparar Ezequiel 20 ). Estos eran la base de un pacto regular; y Dios aquí, como hemos visto, gobierna al pueblo en la tierra prometida según su responsabilidad, como un Dios celoso.

La misericordia, más allá de la ley, solo aparece en el capítulo 30. Había habido misericordia (cap. 10) al devolverles la ley y colocarlos bajo la indulgente misericordia Still. Estos Capítulos nos dan los grandes principios del gobierno de Dios en la tierra; Capítulo s 12-29 los términos de la misma.

Les recuerda su temor en la presencia del Señor, los compromete, en el capítulo 6, a amar a Dios con todo su corazón, y los exhorta a recordar Sus palabras en todo sentido, y a guardarlas, cuando deberían disfrutar de la tierra, no tener nada que ver con otros dioses. Cuando hubieran echado fuera a sus enemigos, como Jehová había dicho, y cuando sus hijos preguntaran el significado de las ordenanzas, debían contarles de las liberaciones y de las señales obradas en Egipto.

Debían destruir todo vestigio de dioses falsos, siendo un pueblo santo a Jehová. Dios no puso Su amor sobre ellos a causa de su propia importancia, sino por la elección y el amor de Dios. Les asegura que su fidelidad sería también canal de bendición, porque Dios les recompensaría según sus caminos. Tampoco debían temer, después de todas las señales que habían visto. De modo que eran un pueblo separado para Jehová.

En cuanto a Él, todo era gracia soberana, pero fidelidad segura. En cuanto a ellos, el terreno sobre el que se encontraban era el gobierno de Dios; por lo tanto, todo dependía entonces de que se aferraran a Jehová y obedecieran fielmente.

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