Salmo 116:1-19

1 Amo al SEÑOR, pues ha escuchado mi voz y mis súplicas,

2 porque ha inclinado a mí su oído. Por tanto, le invocaré todos mis días.

3 Me rodearon las ataduras de la muerte; me encontraron las angustias del Seol. En angustia y en dolor me encontraba.

4 Entonces invoqué el nombre del SEÑOR diciendo: “¡Libra, oh SEÑOR, mi vida!”.

5 Clemente y justo es el SEÑOR; sí, misericordioso es nuestro Dios.

6 El SEÑOR guarda a los ingenuos; estaba yo postrado, y él me salvó.

7 Vuelve, oh alma mía, a tu reposo porque el SEÑOR te ha favorecido.

8 Porque tú has librado mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída.

9 Andaré delante del SEÑOR en la tierra de los vivientes.

10 Creí; por tanto, hablé estando afligido en gran manera.

11 Y dije en mi apresuramiento: “Todo hombre es mentiroso”.

12 ¿Qué daré al SEÑOR por todas sus bendiciones para conmigo?

13 Alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del SEÑOR.

14 Cumpliré mis votos al SEÑOR delante de todo su pueblo.

15 Estimada es en los ojos del SEÑOR la muerte de sus fieles.

16 Escúchame, oh SEÑOR, porque yo soy tu siervo; soy tu siervo, hijo de tu sierva. Tú rompiste mis cadenas.

17 Te ofreceré sacrificio de acción de gracias e invocaré el nombre del SEÑOR.

18 Cumpliré mis votos al SEÑOR delante de todo su pueblo

19 en los atrios de la casa del SEÑOR, en medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya!

Salmo 116 celebra esta liberación cuando estaban al borde de la muerte. Jehová los había oído, y andarían delante de Jehová en la tierra de los vivientes. Desde este punto de vista, es un recital continuo de la misericordiosa misericordia de Jehová: fueron abatidos y Él los ayudó. Atrajo su amor hacia Él. Tal era el carácter de Jehová.

Él preserva lo simple. El alma tan duramente probada podría volver a su descanso. La muerte de sus santos fue preciosa a sus ojos; y ahora, delante de todo su pueblo, en los atrios de la casa de Jehová, en medio de Jerusalén, pagaría los votos que hizo en su angustia cuando invocó a Jehová. Ofrecería el sacrificio de acción de gracias. La cita del apóstol muestra cómo estos salmos pueden usarse como que contienen principios santos de vida para cada santo.

A pesar del sufrimiento y la prueba, la confianza en Jehová abrió la boca del creyente. El pasaje no se aplica a Pablo, ni él dijo en su prisa que todos los hombres eran mentirosos, aunque hay algo así en "todos buscan lo suyo propio"; pero el principio general e importante que el apóstol puede adoptar. La palabra, traducida como "prisa", no es prisa en el sentido de defecto moral, precipitación, sino angustia, más bien angustia repentina o alarma por la presión de las circunstancias, y por lo tanto apresurarse.

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