Salmo 58:1-11

1 Al músico principal. Sobre “No destruyas”. Mictam de David. Oh magistrados, ¿en verdad pronuncian justicia? ¿ Juzgan rectamente a los hijos del hombre?

2 Más bien, con el corazón obran iniquidad en la tierra y a la violencia abren camino con sus manos.

3 Los impíos se alienaron desde la matriz; se descarriaron desde el vientre hablando mentira.

4 Tienen veneno como veneno de serpiente; son como una cobra sorda que tapa sus oídos

5 y no oye la voz de los encantadores, aun del más experto encantador.

6 Oh Dios, rompe sus dientes en su boca; quiebra, oh SEÑOR, los colmillos de los leones.

7 Escúrranse como aguas que se pierden; que cuando apunten con sus flechas estas queden despuntadas.

8 Pasen como la babosa que se deshace; y, como un abortivo de mujer, no vean el sol.

9 Antes que sus espinos produzcan espinas, con su ira los arrebatará cual vendaval.

10 El justo se alegrará cuando vea la venganza, y lavará sus pies en la sangre del impío.

11 Entonces dirá el hombre: “Ciertamente el justo tiene frutos; ciertamente hay un Dios que juzga la tierra”.

Salmo 58 . Toda justicia calló en Israel. Los malvados eran tales y nada más. El piadoso espera juicio sobre ellos, porque, si se les muestra favor, no aprenderán la rectitud. En tierra de rectitud harán iniquidad ( Isaías 26:9-10 ).

No pueden, dice David del mismo, ser tomados con la mano; uno debe estar cercado con hierro para tocarlos ( 2 Samuel 23 ). Por lo tanto, los piadosos buscaron el juicio como el único medio posible, por el propio testimonio de Dios, de eliminar el mal; porque la paciencia se había ejercitado plenamente para con ellos, pero cuando incluso la mano de Dios se levantó, no quisieron ver.

Y vendría la venganza de la liberación, y los hombres dirían: En verdad, hay recompensa para el justo; sin duda hay un Dios que juzga en la tierra (ver Isaías 26:9 ). Este es el significado de estos terribles juicios: ellos establecen el gobierno y el justo juicio de Dios en la tierra. La gracia nos ha sacado del mundo; nosotros no somos de ella, como Cristo no era de ella.

Cristo, en cuanto a nuestra liberación, incluso del sufrimiento, vendrá y nos sacará del mal, para que de ninguna manera tengamos necesidad de buscar la destrucción de nuestros enemigos. Pero para el remanente perseguido, es la única y prometida liberación; y no sólo que establece el gobierno de Dios sobre la tierra.

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