7 Y allí comeréis. Vemos que el santuario en el que Dios se manifestó se llama Su rostro; (105) para, aunque a los creyentes se les enseña que siempre, donde sea que moren, caminan delante de Dios; sin embargo, se colocaron más cerca, y de alguna manera especial a su vista, cuando se acercaron a su santuario. Con este modo de hablar, Dios también estimula la pereza o la tardanza de la gente, para que no sea molesto para ellos venir al Arca del Pacto con el propósito de sacrificarse, ya que este beneficio inestimable compensaría el trabajo y el gasto de el viaje. En otras partes he demostrado que, cuando se dice que los hombres se dan un banquete ante el Señor, las fiestas sagradas se distinguen de nuestras comidas diarias. Porque esto era como un accesorio para los sacrificios, comer lo que quedaba de las víctimas; y de esta manera los invitados se hicieron partícipes de la ofrenda, que costumbre incluso imitaban naciones paganas, aunque de manera inadecuada. Nuevamente, Dios los invita amablemente cuando dice: "te regocijarás en todo lo que pones tus manos", para lo cual algunos lo traducen, "en todo a lo que has enviado tu mano"; literalmente es "en el envío de la tierra". No hay ambigüedad en el sentido, ya que se refiere a aquellas obras que requieren el movimiento y la aplicación de las manos. Un poco más abajo, donde lo he traducido, "que él ha bendecido" (quibus benedixerit), algunos insertan la proposición y le suministran el pronombre (es decir, en el que lo ha bendecido); pero es bastante apropiado decir que Dios bendice sus obras, aunque también se puede entender de sus familias. En cuanto a la orden de que los diezmos se coman en el lugar santo, no lo extiendo a los diezmos en general, (106) porque era poco probable que la comida de aquellos que se dispersaron por varias ciudades debe transferirse a otro lugar, para que perezcan (en casa) (107) de hambre; pero lo entiendo de los segundos diezmos, que los levitas separaron para ser una ofrenda especial y peculiar; porque veremos en otra parte que lo que quedó pasó a la naturaleza del producto ordinario, como si los levitas comieran los frutos de sus propias posesiones.

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