13. Y que sus hijos, que no han sabido nada. Nuevamente, vemos que no se hace referencia a su asamblea actual, sino a la que debía repetirse cada siete años, para que su posteridad pudiera mantenerse en el camino del deber. Otro uso, entonces, de esta recitación es aducido; que muchos que, desde su edad, no pudieron ser testigos de la primera promulgación, pudieran aprender de allí cómo se iba a servir a Dios. La posesión de la tierra se establece nuevamente ante ellos, para que la generosidad de Dios los atraiga a la obediencia.

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