12. Pero cuanto más. Moisés relata el conflicto entre la misericordia de Dios y la crueldad del rey de Egipto. Cuando, por lo tanto, los desdichados israelitas fueron tiránicamente afligidos, dice que Dios vino en su ayuda y tan poderosamente que su intervención tuvo éxito. Así fue frustrado ese malévolo y engañoso plan que los egipcios habían ideado para destruir a la Iglesia. De ahí que también nosotros podamos concebir la esperanza de que todo lo que los malvados imaginen contra nosotros fracasará, porque la mano de Dios es más grande y prevalecerá. Pero debemos soportar las aflicciones pacientemente, porque él quiere que luchemos y nos levantemos bajo la carga que se nos impone; (16) Y porque sabemos que es el oficio peculiar de Dios oponerse a los consejos injustos para que no tengan éxito, aprendamos a abstenernos de toda astucia y violencia, para no provocar temerariamente a Dios. Pero este pasaje está especialmente destinado a consolar al creyente, para que esté preparado para llevar su cruz con más paciencia; ya que Dios es suficiente para brindar la ayuda a la que la ira de los malvados finalmente debe ceder. Lo que se dice en la segunda parte del verso, que los egipcios  (17) se entristecieron, significa que se volvieron más ansiosos, al ver que no lograban nada y que su inesperado aumento amenazaba un peligro aún mayor; porque, dado que temían a los israelitas antes de afligirlos, no es de extrañar que se sintieran alarmados de que se vengaran cuando fueran provocados. Y de ahí se puede extraer una instrucción provechosa, que mientras los malvados proceden a crímenes horribles para asegurar su seguridad, el Todopoderoso los visita con la justa retribución, de modo que así su ansiedad se incrementa. Algunos lo traducen como "los egipcios odiaron al pueblo de Israel", y así se toma a veces la palabra קוף, "kutz", pero la construcción del pasaje exige la traducción que he dado.

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