Luego se agrega la razón por la que fue encerrado en prisión: se había atrevido a profetizar contra la ciudad y el rey mismo. No es de extrañar que la mente del rey estuviera exasperada cuando Jeremías dijo audazmente que vendría en manos de sus enemigos, ya que no solo había hablado de la ruina de la ciudad, sino también de la caída del rey; él había dicho que sería llevado ante el rey Nabucodonosor, y sería llevado a Babilonia, y estaría allí hasta que Dios lo visitara. Sabemos cuán delicados son los oídos de los reyes; no era de extrañar que Sedequías se enfureciera contra Jeremías; pero aun así debió haberse ablandado y humillado cuando descubrió que este oráculo había venido de Dios. El hecho de que todavía mantuviera a Jeremías prisionero, demuestra su locura y estupidez, porque no tenía respeto por Dios. Seguiré con el tema mañana.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad