Mientras los judíos hablaban fingidamente asumiendo un personaje que no era el suyo, profanaron el nombre de Dios. Pero si deseamos demostrar nuestra fidelidad a Dios, la única forma de actuar es considerar su palabra como vinculante, ya sea agradable o no, y nunca murmurar, como lo hacen los impíos; porque cuando Dios les pondría un yugo, se quejan de que su doctrina es demasiado dura y pesada. Lejos, entonces, con todas esas cosas que pueden hacer que la palabra de Dios sea inaceptable para nosotros, si deseamos dar una prueba segura de nuestra fidelidad. Por eso dijeron: Ya sea bueno o malo, lo que Dios diga obedeceremos su voz.

Luego agregaron, por lo cual te enviamos a él (127) Aquí aún se lanzan a trabajar más. Jeremías no les pidió expresamente que hicieran un juramento; aun así hicieron un juramento; y luego, de varias maneras, se unieron aún más al castigo, si se convirtieron en perjuros. Ahora muestran que sería un crimen doble, si desobedecen a Dios; ¿cómo? Si el Profeta hubiera sido enviado a ellos, podrían haber hecho excusas; aunque vanos, podrían tener algo que alegar; pero cuando por su propia voluntad le pidieron a Dios, cuando se ofrecieron a sí mismos para hacer esto, y prometieron ser obedientes en todas las cosas, es evidente que a menos que luego hayan actuado de acuerdo con su fe prometida, deben haber sido más inexcusables, porque tentaron a Dios: ¿quién los indujo a venir al Profeta? Por lo tanto, vemos que Dios les extorsionó lo que duplicó su crimen. Pero cuanto más hipócritas intentan, con disfraces, ocultar su impiedad, más rápido se unen y más encienden la ira de Dios contra ellos mismos.

Luego agregaron: Para que nos vaya bien cuando obedecemos la voz de Jehová. Por esta circunstancia también agravaron su crimen. Porque si el Profeta les hubiera prometido un tema próspero, tal vez no lo hubieran creído; en ese caso habrían pecado de hecho; pero su maldad habría sido más tolerable que cuando ellos mismos habían hablado, como si fueran los órganos del Espíritu Santo; se dijeron: Nos irá bien; será nuestra principal felicidad seguir la voz de Dios y obedecerle. Como, entonces, protestaron así ante Dios y el Profeta, para que parecieran ser fieles servidores de Dios, la mayor condena que trajeron sobre sí mismos; porque si creían que nada saldría feliz, excepto según el mandato de Dios, ¿cómo es que no se sometieron a Dios? ¿Por qué despreciaron lo que el Profeta dijo después? Pero como ya hemos dicho, ya que se engañaron a sí mismos al tratar falsamente con Dios y profanar su santo nombre, aprendamos y sepamos que de ninguna otra manera podemos esperar un problema feliz en todo lo que hacemos, sino obedeciendo la voz de Dios; porque cualquier cosa que los hombres intenten por sí mismos, será maldita delante de Dios. Esta, entonces, es nuestra única esperanza segura, que cuando no intentemos nada más que lo que está de acuerdo con la palabra de Dios, habrá un problema bueno y feliz, aunque pueden suceder muchas cosas de lo que esperamos o pensamos.

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