4. Por lo tanto, guardarán mis estatutos y mis juicios. Debido a que no es menos difícil corregir los vicios, a los que los hombres han estado acostumbrados desde hace mucho tiempo, que curar enfermedades de larga data, especialmente porque la gente en general se aferra tan mal a los malos ejemplos, Dios aduce sus estatutos, para retirar a las personas de Los errores de sus malos hábitos en el camino correcto. Porque nada es más absurdo que fijar nuestras mentes en las acciones de los hombres y no en la palabra de Dios, en la cual se encuentra la regla de una vida santa. Es, por lo tanto, como si Dios derrocara todo lo que se había recibido de una larga costumbre, y aboliera el consentimiento universal del mundo por la autoridad de Su doctrina. Con este objeto Él ordena que Su Ley sea considerada no solo una vez, como ya hemos visto, para que los israelitas no se abandonen a las lujurias sucias; pero Él inculca diligentemente sobre ellos, para que se aparten de todos los abusos y se mantengan dentro de los límites y las ordenanzas de Su Ley. Y a esto se refiere la expresión, "Yo soy el Señor tu Dios"; conteniendo una comparación entre Él mismo y las naciones paganas, entre quienes y Su pueblo había interpuesto, por así decirlo, un muro de partición.

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