Este versículo muestra que, aunque acababa de hablar de los hijos de Leví, tenía en cuenta a todo el pueblo. Pero tenía la intención de limitar a los elegidos lo que no debería haberse extendido a todos, porque había entre la gente, como hemos visto y veremos nuevamente en el presente, muchos que eran reprobados, es decir, la mayor parte se había desmoronado; y esta es la razón por la cual el Profeta se dirige especialmente a los pocos restantes que no se habían alejado.

Pero él nombra a Judea y Jerusalén, porque esa tribu había regresado a su propio país, y se ofrecieron sacrificios en Jerusalén, aunque no con el esplendor de los tiempos antiguos, el estado de cosas se había deteriorado mucho entre esos miserables exiliados. Por lo tanto, el Profeta, para alentar a los fieles, dice que aunque el templo era malo y la adoración a Dios tal como se realizaba entonces era sin adornos y abyecta, no había razón para que los levitas o los demás se desanimaran, porque el El Señor volvería a restaurar la gloria de su templo y realmente demostraría que lo que los hombres veían con desprecio fue aprobado por él. Sigue -

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