4. Este será el servicio de los hijos de Coat. Asigna sus diversos oficios a los levitas: en primer lugar, para que su promiscuidad no provoque confusión; en segundo lugar, para que la ambición no estimule a algunos de ellos, (203) de donde puedan surgir disputas y disputas. Sabemos cuán confusamente trabajan los hombres a menos que se les prescriba una determinada regla, para que no corran apresuradamente; y aunque cada individuo desea anticiparse a los demás, se produce una emulación indigna, que luego se desata en disputas. Si, por lo tanto, esto no se hubiera evitado, los levitas pronto habrían perturbado su deber, y las disputas habrían tenido lugar entre ellos. Dios, entonces, se adelanta, y por su propia autoridad los confina a todos dentro de sus límites apropiados y restringe sus pasiones tontas. Que se asigne un oficio más honorable a los hijos de Coat que a los demás, procede del favor gratuito de Dios; y así se suprimió todo orgullo, para que nadie se jactara de su destreza, industria u otros dones. La carga del Lugar Santísimo se confía, por lo tanto, a los hijos de Coat. no es que deben manejar ninguna parte de ella, sino solo que deben llevar en la marcha sus vasijas, cuando los sacerdotes las empaquetan; porque Dios ordena a los hijos de Aarón que vengan y bajen el santuario, y cubran cuidadosamente el velo, el altar y otros vasos sagrados con sus coberturas apropiadas, antes de que los hijos de Coat pusieran un dedo sobre ellos, lo que de ese modo la reverencia del la gente por las cosas santas podría aumentar; y, además, que cuando las otras tribus vean que incluso los levitas tienen prohibido tocar el santuario, se les recordará su indignidad y se humillarán aún más. Además, toda la causa de la envidia fue eliminada cuando los otros levitas escucharon que un deber peligroso fue confiado a los hijos de Coat, porque Dios los amenaza con la muerte si tocan algo prohibido: y finalmente, amonesta a los sacerdotes, los hijos de Aarón, no sea que por su descuido destruyan a sus hermanos; porque, si dejaran algo al descubierto, serían la causa de su destrucción.

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