21. Y los levitas se purificaron y lavaron sus ropas. Ya hemos hablado del lavado, porque como se requería de todos los particulares, mucho menos Se permitirá que los levitas manejen las cosas sagradas, a menos que primero se purifiquen. Pero lo que sigue a su presentación por manos de Aarón, fue un sombreado por el símbolo de la verdad, que finalmente brilló en la venida de Cristo; porque había sido predicho por los Profetas, que, en la renovación de la Iglesia, aquellos que hasta ahora no habían sido sino de la multitud deberían convertirse en levitas. Por lo tanto, según esta figura, Dios declararía que ninguno de sus siervos elegidos sería aprobado y aceptado por Él, a menos que sea santificado por el único Sacerdote. (415) Y de allí se une una expiación con su ofrenda, para que los levitas puedan ser puros.

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