Capítulo 20 - Los muertos resucitan, Satanás es juzgado

  

1 Y vi a un ángel descender del cielo, que tenía la llave del abismo y una gran cadena en la mano.

2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años,

Satanás está encadenado por un ángel y está atado en el abismo por mil años. El pozo sin fondo es el lugar de donde ascendió la Bestia Anticristo en algún momento después de que el ángel con la llave lo abriera. El pozo sin fondo parece ser una dimensión donde los espíritus malignos son aprisionados temporalmente. En este momento, Satanás es arrojado al pozo sin fondo y encadenado para que no pueda salir de él y engañar a las naciones durante el reinado de mil años de Cristo en la tierra. 

Aquellos en la teología del amilenialismo dicen que Satanás ha estado atado durante toda la era de la Iglesia. No están discerniendo correctamente muchas escrituras que indican que Satanás no ha sido atado en la tierra o incluso en la vida de aquellos que se identifican con el cristianismo. De hecho, la escritura llama a Satanás el dios de esta era y el príncipe de la potestad del aire. Es cierto que Satanás no tiene poder sobre ningún verdadero creyente, pero solo si esa persona está caminando en el Espíritu. La triste historia que vemos en la tierra a través de la dispensación de la gracia a los gentiles desde la cruz deja en claro que el Diablo aún no está atado y no lo será hasta este momento.

Las escrituras indican que Satanás tiene el poder de destruir la carne y de obstaculizar y engañar a los creyentes. Pedro insta a los cristianos a resistirlo. Además, la escritura dice que uno viene de Satanás, quien tendrá todo poder y señales y prodigios mentirosos. Este libro nos dice que Satanás tiene un trono y una sinagoga en la tierra. Mediante el estudio de las Escrituras y la observación de las condiciones mundiales, debe quedar claro para todos que Satanás no está atado en la era de la Iglesia y anda como león rugiente buscando a quien devorar.

1 Pedro 5:8  Sed sobrios, velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

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