Él les respondió , &c. Entiende, Este era en verdad un hombre Divino, y por el poder Divino me ha sanado. Por lo tanto, Él es amigo de Dios, y no me pediría que hiciera nada excepto lo que agrada a Dios. Como dice S. Agustín, "¿No debo recibir un mandato de Aquel de quien he recibido la curación?" Justa fue en verdad esta defensa del enfermo, que los judíos debieron entender y aceptar, pero cegados por la soberbia no pudieron recibirla, y así pecaron persiguiendo a Cristo y cayeron en el infierno.

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Antiguo Testamento