No podían decir nada ... - La presencia del hombre que fue sanado fue un hecho incontestable como prueba de la verdad de lo que alegaron los apóstoles. El milagro fue tan público, claro y decisivo; el hombre que fue sanado era tan conocido que no hubo evasión ni subterfugio por el cual pudieran escapar de la conclusión a la que los apóstoles los estaban conduciendo. Se demostró no poca gratitud en el hombre que fue sanado que estaba presente en esta ocasión, y demostró que estaba profundamente interesado en lo que sucedió a sus benefactores. Los milagros de Jesús y sus apóstoles fueron tales que no podían ser negados, y por lo tanto, los judíos no intentaron negar que los realizaron. Compare Mateo 12:24; Juan 11:45; Hechos 19:36.

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