Ver. 7. Ve al monte de los amorreos - Este monte, situado al sur de Canaán, estaba habitado por los cananeos y amalecitas, pero principalmente por los amorreos, (ver los versículos 19, 20 y 44 siguientes;) y fue a esta montaña que Moisés envió a los espías,Números 13:17 . No tenemos ningún relato de este orden en el libro de Números, al igual que de muchas otras cosas que deberíamos haber ignorado, de no ser por este libro complementario de Deuteronomio. Moisés, en la parte subsiguiente del versículo, expone los varios barrios de la tierra de Canaán: laparte sur se extiende hacia el monte antes mencionado; el occidental sobre el mar Mediterráneo,donde habitaban los cananeos, propiamente llamados; el norte hacia el Líbano; y el este hacia el gran río de Asiria, el Éufrates; porque hasta ahora podrían extender su territorio, si Canaán no pudiera contenerlos.

Ver en Numb. Cap. 34: y Callim. Himno ad Apoll. ver. 108. Como en la llanura, en las colinas y en el valle, denotan la naturaleza del país por el cual debían pasar, y lo que sigue, los límites del país; estaría mejor traducido, incluso por el sur y por el lado del mar, y por el Líbano.

REFLEXIONES.— Moisés está ahora a punto de separarse del pueblo a quien había servido tan tierna y fielmente; y por eso les deja su solemne encargo de que, después de su muerte, tengan siempre estas cosas en memoria. Ahora estaban en las llanuras de Moab frente a Suph; y apenas habían transcurrido cuarenta años desde su salida de Egipto, durante los cuales habían recibido el castigo de sus murmuraciones, y estaban listos para recibir el cumplimiento de las promesas: ahora les importaba mucho ser obedientes, ya que esto les aseguraría los cuellos de sus enemigos. Fue por orden de Dios que habló, y comienza su discurso desde su partida del Sinaí. 1.

Menciona su orden de partir. Habían vivido bastante tiempo bajo el monte Sinaí y sus terribles truenos, y ahora van a ir a poseer la tierra prometida. Nota; Dios no permitirá que su pueblo continúe lamentándose para siempre bajo el espíritu de esclavitud y angustia; pero cuando les haya hecho sentir sus merecimientos, les mostrará las riquezas de su gracia, que engendra el espíritu de adopción. 2. La seguridad que Dios les dio del éxito. No luchamos cuando estamos bajo el estandarte de Cristo como con incertidumbre.

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