Ver. 6. Si tu hermano, etc.— Para convencerlos del alto deber que tenían para con Dios, y mostrarles que esta ley debe ser ejecutada con sumo rigor contra un pecado que golpeó el fundamento mismo de su religión y gobierno. Moisés presenta el caso de la manera más contundente; que si el pariente más cercano y más querido y el amigo inducía a un hombre a la adoración de dioses falsos, no debía tener misericordia del seductor, sino que debía matarlo, ver. 9. La razón de la cosa, sin embargo, muestra que estas dos circunstancias debían entenderse: primero, que el seductor sea condenado por dos testigos suficientes ante los magistrados correspondientes, verNúmeros 35:30; 2º, que el ofensor persiste obstinadamente en defender la idolatría a pesar de la amonestación: porque ¿quién puede dudar sino que un padre, por ejemplo, podría salvar la vida de su hijo, en caso de que lo llevara al arrepentimiento oportuno? Por lo tanto, los rabinos suministran muy justamente estas dos atenuaciones de la ley.

En las palabras de este versículo tenemos una hermosa idea de la amistad: tu amigo, que es como tu propia alma; un amigo fiel es otro yo: el mismo espíritu parece animar a dos personas que aman cordialmente y según las leyes de la piedad y la virtud. Tal era el lenguaje de Pitágoras y de Aristóteles, muy probablemente copiado del de Moisés, cuya elocuencia y energía no podían ser borradas por ellos. Un poeta moderno, hablando de dos amigos, dice maravillosamente:

"Como los objetos les agradaron, y como los objetos sufrieron ... No era más que un alma que reinaba en dos cuerpos". Consulte el ensayo sobre la conversación de STILLINGFLEET.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad