Ver. 28. Al final de los tres años - Es la opinión de los rabinos, que este no es un diezmo distinto de lo que ellos llaman el segundo diezmo, pagado cada año; pero el mismo que, cada tres años, no debía ser llevado al santuario como en los otros años, sino para ser empleado para el consuelo de los pobres, en sus propias ciudades y casas, para que el Señor pudiera bendecirlos, ver . 29. Por tanto, este diezmo fue llamado la consumación de los diezmos; porque aquí el amor al prójimo era de lo más eminentemente aparente: un deber, que, de todos los demás, es el más agradable a Dios; y por lo tanto, para su ejecución, se promete una bendición, ya que las Escrituras a menudo anexan bendiciones a tales obras de misericordia.

Proverbios 3:9 . Isaías 58:6 . 2 Corintios 9:9 . El obispo Montague, sin embargo, y muchos otros, tienen una opinión diferente con respecto a este diezmo; e instan, que Josefo, y Tobías antes que él, evidentemente parecen hablar de un tercer diezmo. Ver Hist. Jud. lib. iv. C. 8. Tobit, yo. 7, 8. Véase también Grocio y Calmet.

REFLEXIONES.— Su tierra pagaba un diezmo doble: uno para el sustento de los levitas; y otro, que se empleó íntegramente en obras de piedad y caridad. Lo primero, los mismos levitas vieron realmente realizado; esto último se dejó a la propia integridad del pueblo: no ser honestos aquí, sería robarle a Dios. Nota;Debemos hacer de la conciencia de dedicarnos al servicio de Dios una parte de nuestro aumento. Dos años, este diezmo era llevado al templo en especie y comido por ellos y sus familias, en una fiesta santa delante del Señor; o, el dinero que surgía de la venta del diezmo, si su domicilio era distante, se subía y se distribuía de esta manera: ellos nunca debían olvidar al levita; su compañía no sólo adornaba su mesa, sino que su presencia y vigilancia sobre ellos evitaría los excesos. Cada tres años, este segundo diezmo se gastaba en casa, en el extranjero, el huérfano y la viuda; y con ellos también el levita tenía su parte, siendo siempre provechosa su presencia y compañía, ya fuera en el templo o en casa.

Dios promete que no serán perdedores por esta generosidad, su bendición los recompensará ampliamente. Nota; (1.) Las reuniones frecuentes ante Dios son uno de los mejores medios para mantenernos fieles en su servicio. (2.) Quien nos llama a él, quiere que nos regocijemos delante de él. (3.) Tienen una fiesta continua quienes poseen contentamiento, y usan todos los dones de Dios con santa gratitud. (4.) Dios se preocupa por los huérfanos y las viudas, y nosotros también; ni perderemos jamás por lo que así se preste al Señor; porque dice que nos lo pagará de nuevo y con abundantes intereses.

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