E hizo el candelero, etc.— La palabra de Dios es el candelero de oro, puro en sí mismo, sin aleación, y que sirve para iluminarnos para todos los servicios espirituales a los que estamos consagrados. Que sepamos cómo valorar la inestimable bendición, y nunca provoquemos a Dios para que quite de nosotros su bendita y santa palabra por nuestros pecados contra la luz de ella.

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